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Investigadores de la Universidad de Boston identificaron nuevas variantes genéticas poco frecuentes que podrían estar vinculadas con una vejez muy prolongada y con un menor riesgo cardiovascular y de Alzheimer.
En estudio publicado en la revista Journals of Gerontology: Biological Sciences recopiló una gran muestra de 2 mil personas para ver la supervivencia de quienes habían nacido en el año 1900. Los investigadores analizaron las variantes genéticas asociadas a la longevidad para identificar aquellas que podían estar ligadas a una vejez extrema.
Así, identificaron nuevas variantes de promoción de la longevidad extrema en los cromosomas 4 y 7, al tiempo que confirmaron otras variantes en polimorfismos de un solo nucleótido que ya se habían asociado previamente con este hecho.
Además, en dos de los conjuntos de datos de los que los investigadores tenían contabilizada la prevalencia de enfermedades relacionadas con la edad, encontraron ciertos alelos de longevidad que también se asociaron con una reducción significativa del riesgo de enfermedad cardiovascular e hipertensión.
"Los datos y el análisis de supervivencia proporcionan un apoyo para la hipótesis de que la composición genética de la longevidad extrema se basa en una combinación de variantes comunes y raras", según el equipo liderado por Paola Sebastiani.
Tales variantes comunes son las que crean la base para sobrevivir a edades relativamente comunes (entre 80 y 90 años) y a través de combinaciones específicas con otras variantes menos frecuentes "se consigue una ventaja adicional de supervivencia a edades aún mayores", han añadido.
Pese a dicho hallazgo, admiten que todavía hay variantes genéticas por descubrir en la secuenciación de las personas centenarias, con estudios más amplios, para definir la variabilidad genética que se asocia con una vida más prolongada.
jpe