La mutilación genital femenina (MGF) comprende todos los procedimientos consistentes en la resección parcial o total de los genitales externos femeninos, así como otras lesiones de los órganos genitales femeninos por motivos no médicos, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).

En la mayor parte de los casos, la MGF es realizada por circuncisores tradicionales que suelen tener otras funciones importantes en sus comunidades, tales como la asistencia al parto. En muchos lugares, los proveedores de asistencia sanitaria practican la mutilación genital femenina movidos por la errónea creencia de que el procedimiento es más seguro si se realiza en condiciones medicalizadas. La OMS, sin embargo, exhorta vivamente a los profesionales de la salud a abstenerse de efectuar tales intervenciones.

Uno de esos procedimientos es la ablación del clítoris, una mutilación parcial o total del tejido de los órganos genitales femeninos. Está considerada por las Naciones Unidas como una violación de los derechos humanos de las mujeres y de las niñas. De hecho, la ONU se puso como objetivo la erradicación de la práctica para el año 2030.

*¿Dónde se realiza?

Según datos de la ONU, todos los años, tres millones de niñas sufren la mutilación de sus genitales en el mundo. Sobre todo en países de África, Oriente Medio, y Asia, donde la práctica se realiza de manera generalizada. Son 29 los países en donde se realiza de manera extensiva. Los más practicantes son Gambia, Mauritania, e Indonesia, en donde la mitad de las niñas de 11 años han padecido la mutilación de sus genitales.

Por otro lado, la ablación también se practica, si bien en menor medida, en países europeos y americanos. Como por ejemplo en España, en donde está prohibida, y en Colombia, en donde la practica la comunidad aborigen emberá, según registró el Fondo de Población de las Naciones Unidas.

*¿Cuál es el peligro?

Además de imposibilitar el placer sexual de la mujer, puede producir hemorragias graves y problemas urinarios, causar quistes, infecciones, complicaciones del parto, y aumento del riesgo de muerte del recién nacido.

La práctica se realiza por motivos culturales, religiosos, o por otros motivos no médicos. No tiene ningún beneficio para la salud.

*¿Por qué se realiza?

Las razones son culturales. Según un estudio publicado por Nature en febrero de 2017, tienen que ver con querer "controlar" el deseo sexual de la mujer, según los propios practicantes.

Según el estudio, en las comunidades que practican tradicionalmente la ablación, las mujeres que fueron mutiladas en su juventud tienen mayores oportunidades de formar una familia. Es decir, que en esos países, la mutilación está positivamente sancionada según las convenciones culturales locales.

*¿Es una práctica de origen religioso?

Se suele relacionar a la ablación con el Islam. Pero la práctica existe desde antes de la religión islámica. En la actualidad, por ejemplo, hay casos de ablación registrados en una comunidad aborigen de Colombia, según indica el Fondo de Población de las Naciones Unidas.

A presar de esto, la mutilación de los órganos femeninos se realiza extensivamente en algunos países musulmanes. Por ejemplo en Indonesia. Estado Islámico, por su parte, ha llegado a ordenar la ablación de todas las mujeres del norte de Irak como medida para "alejar a las mujeres del libertinaje".

*¿Qué se hace para combatir la práctica?

El objetivo de la ONU es eliminar la ablación del clítoris para el año 2030. Para esto, se estableció el 6 de febrero como "Día Internacional de Tolerancia Cero con la Mutilación Genital Femenina". A la vez, se llevan a cabo varias acciones.

Por ejemplo, en 26 países de África y el Oriente Medio, y en otros 33 países industrializados donde hay una población inmigrante procedente de países donde se practica la mutilación genital femenina, la ONU ya logró avances en materia legislativa. Se busca prohibir la mutilación y sancionar a sus practicantes.

Además, existen programas de la ONU que ayudan al fortalecimiento de la respuesta del sector de la salud en los países en donde se practica. Se entregan materiales formativos, herramientas, políticas y directrices para que los profesionales sanitarios puedan tratar y aconsejar las mujeres y niñas que han sufrido estos procedimientos. Y desalentar a que se lleven a cabo nuevos.

**Con información de La Nación Argentina

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