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Un estudio liderado por investigadores del Hospital Infantil de Los Ángeles (CHLA, por sus siglas en inglés), en California, Estados Unidos, demuestra lo que el autor principal, Bradley Peterson, llama "una masa crítica de evidencia" de una vulnerabilidad subyacente común en niños y adultos que tartamudean. El equipo descubrió que el flujo sanguíneo cerebral regional se reduce en el área de Broca, la región en el lóbulo frontal del cerebro ligada a la producción del habla, en personas que tartamudean.
La tartamudez más severa se asocia con una reducción aún mayor del flujo sanguíneo a esta región. Además, una mayor anormalidad del flujo sanguíneo cerebral en el circuito del lenguaje posterior, asociado con el procesamiento de palabras que escuchamos, se correlaciona con una tartamudez más severa. Este hallazgo sugiere que una fisiopatología común a lo largo del circuito neural del "lenguaje" que conecta el lóbulo temporal frontal y posterior probablemente contribuye a la gravedad de la tartamudez.
El equipo de Peterson, director del Instituto del Desarrollo de la Mente en CHLA y profesor de la Escuela de Medicina Keck de la Universidad del Sur de California, publicó recientemente un estudio usando espectroscopía de resonancia magnética de protones para observar las regiones cerebrales en adultos y niños que tartamudean. Sus hallazgos demostraban vínculos entre la tartamudez y cambios en los circuitos cerebrales que controlan la producción del habla, así como los que sustentan la atención y la emoción.
El presente estudio sobre el flujo sanguíneo amplía significativamente los resultados de ese trabajo previo y además sugiere que las alteraciones en las áreas cerebrales de procesamiento del habla tienen probablemente una importancia central como una causa de la tartamudez. "El flujo sanguíneo estaba inversamente correlacionado con el grado de tartamudeo; cuanto más grave es la tartamudez, menos sangre fluye hacia esta parte del cerebro", concluye el primer autor, Jay Desai.
jpe