Tensión en el supermercado repleto de gente, tratando de encontrar los regalos de la lista, depresión por un año que se va y que no fue lo que esperábamos o que se llevó a su paso gente querida que no volverá.
El fin de año parece una irónica etapa de fiesta en la que se supone que todo es amor, sonrisas y milagros bondadosos, pero es común que en mucha gente sea sinónimo de estrés, angustia e insomnio. Claro, si a esto se le suma la responsabilidad de organizar las comidas familiares y hasta de cocinarlas, la mente y cuerpo, simplemente, están agotados.
“Esta es una época de mucho movimiento y obligaciones que cumplir, y esto puede determinar un aumento del estrés.
También se generan gastos excesivos en regalos y en reuniones para celebrar, aumentan la presión económica en muchas personas y hogares”, recuerda, además, María José Catalán, académica de la Facultad de Enfermería de la U. Andrés Bello.
“La gente se siente agobiada, el tránsito aumenta debido a la vorágine de las compras. Las celebraciones además son propicias para los excesos de comidas ricas en grasa de difícil digestión y el alcohol, lo cuales provocan problemas estomacales, aumentos bruscos del colesterol, alteraciones del humor, problemas cardíacos y cerebrovasculares que derivan en hospitalizaciones inesperadas”, agrega. ¿Qué ganas quedan de celebrar?
Varios que sufren en estas fechas recuerdan el caso de 2013 de un hombre chino de 35 años, que se tiró de un piso de un centro comercial de su país después de estar cinco horas comprando regalos de Navidad con su pareja. Ella le había dicho que le faltaban más regalos y él simplemente, colapsó. Para un neuropsicólogo británico que analizó entonces el caso, las compras navideñas, al nivel que se realizan en nuestros tiempos, desencadenen temores primarios, gatillando la agresividad y los mecanismos de respuesta naturales de supervivencia, como los de lucha o huida.
¿Qué hacer ante la ola de compromisos y tensión?
“Lo importante es estar consciente de que tenemos límites y debemos dosificar la energía que utilizamos para enfrentar estas fechas”, dice Jose Luis Rojas, psicólogo e hipnoterapeuta. “La respiración resulta relevante para eliminar la secreción de cortisol, que es la hormona del stress y es la sustancia por la que nos ponemos ansiosos, por lo que una buena hidratación, comer liviano y en las horas correctas”, agrega.
Rojas, quien propone las autohipnosis para enfrentar el estrés de estas fechas, y relajarse consciente y dedicadamente, señala que es clave darse unos minutos para detener la actividad. “No pasa nada si te tomas 3 o 4 minutos, 2 o 3 veces al día, para respirar profundo y descansar antes de continuar con la frenética vida”.
La luz de esperanza: 1 de enero
Cambios en el apetito, insomnio, alteraciones en la piel y en los ciclos vitales, tendencia a andar depresivos y cansancio extremo son los signos que las personas que sufren en estas fechas presentan. "En tanto el estrés está presente en el individuo, cualquier elemento que en otra circunstancia no le generaría tensión, ahora la podría generar y se podrían echar a andar discusiones o peleas que en realidad tienen más que ver con el estrés que se está sintiendo que con el contenido real de la situación que está enfrentando", dijo el psicólogo Miguel Ángel Serrano.
Pero hay una luz de esperanza, que se llama 1 de enero. Según el psicólogo, ese “es un día en que el ánimo psicosocial está completamente distinto”. Mientras no llegamos a esa fecha, Serrano propuso ver las cosas con distancia y fijarse qué tan grave son como para justificar el sentimiento de malestar; y no solo sentirlo, pensando que se trata del “estrés de fin de año”.
"Una vez que se logra mirar la realidad así, las personas se dan cuenta de que no está pasando nada tan terrible como su mente lo plantea", aseguró. Así que calma, a respirar, alimentarse lo más sano que se pueda y darse el derecho a bajar la velocidad algunos minutos al día para disfrutar de lo que realmente son estas fechas, compartir y querer a los cercanos.
jpe