Los lentes antirreflejantes u oftálmicas permiten mejorar la calidad visual, sugiere un estudio realizado por científicos de la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS) y del Instituto Politécnico Nacional (IPN).

El uso de este tipo de lentes impacta en la percepción visual, es decir, no sólo permite bloquear los rayos nocivos para la vista, sino también aumentan la sensibilidad al contraste y permiten distinguir mejor los objetos, dijo el líder del estudio, Emiliano Terán Bobadilla.

Los especialistas realizaron el estudio para conocer cuál es el impacto que tienen los lentes con antirreflejante en una de las más importantes características del ojo, que es la sensibilidad al contraste y se comprobó que tienen un efecto positivo.

Terán Bobadilla explicó que la sensibilidad al contraste es la percepción o calidad visual que se evalúa de dos formas: la agudeza visual, es decir, qué tan bien ve una persona y la sensibilidad al contraste, que es la calidad con la que se puede resolver una imagen con respecto al fondo.

“Los pacientes lásic que se sometieron a una operación para mejorar la visión presentan en ocasiones efectos secundarios”, dijo el investigador en una entrevista con la Agencia Informativa del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).

Entre los efectos de esta operación están una reducción en la sensibilidad al contraste, “ven mejor las letras, pero en la noche si conducen un auto no ven a los peatones, por lo que un tratamiento antirreflejante podría compensar eso”, aseguró el especialista.

Para comprobar los resultados, los investigadores evaluaron a más de 112 ojos de un grupo de personas y se les aplicó una prueba Pelli-Robson para determinar su sensibilidad al contraste.

Para el test, situaron al paciente a un metro de distancia de una cartilla con letras impresas de menor contraste, luego se le colocaban lentes antirreflejantes. Se hacían las pruebas hasta donde distinguía el paciente las letras y de acuerdo hasta dónde llegaba, se le daba un valor: 1.25 o 2.25 si llegaba hasta abajo.

Al retirar el lente con el tratamiento se le volvía hacer la prueba para ver hasta dónde lograba observar, por lo que se notó que mejoraba la distinción con el tratamiento que sin el. El estudio se aplicó a personas entre los 20 y los 50 años.

“Generalmente fueron pacientes jóvenes, porque quienes nos apoyaron fueron estudiantes de la licenciatura en optometría, de la UAS; no solamente ellos, también pacientes que estaban ahí y acompañantes de los pacientes, quienes también se hicieron el estudio”, indicó Terán Bobadilla.

A raíz de esta investigación, los especialistas lograron hacer una colaboración con la distribuidora más grande del mundo en lentes oftálmicas, Carl Zeiss Vision, quienes se interesaron en conocer otros estudios con el objetivo de mejorar la calidad de la visión.

rm

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