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Un equipo italiano de investigadores ha logrado crear un material tridimensional de nanotubos de carbono biocompatible con el tejido de la corteza cerebral, capaz de comunicar neuronas y conectar dos trozos de médula dañada de ratón.
Los resultados, fruto de diez años de investigación, se publican en Science Advances, en un artículo que firman Maurizio Prato, actualmente investigador en el español Centro de Investigación Cooperativa en Biomateriales (CIC biomaGUNE) en San Sebastián; Laura Ballerini, de la Universidad de Trieste, y Maurizio De Crescenzi, de la Universidad de Tor Vergata de Roma, ambas italianas.
Prato y su equipo llevan una década investigando sobre la compatibilidad de los nanotubos de carbono con el tejido nervioso.
Estos nanotubos son como "minúsculos hilos eléctricos capaces de conducir la electricidad", explicó Prato, quien recordó que en el tejido nervioso el transporte de electrones e iones es importante.
Por eso, su grupo lleva trabajando desde hace muchos años en las interacciones de estos nanotubos de carbono con tejidos nerviosos.
En una primera parte de la investigación, los científicos constataron como este material tridimensional de nanotubos de carbono -que se presenta como una esponja negra- es biocompatible con el tejido de la corteza cerebral y permite a los nervios crecer correctamente sobre su superficie, según una nota de CIC biomaGUNE.
Los investigadores llevaron a cabo un elevado número de experimentos "in vitro" con células: "empezamos depositando células sobre un lecho de nanotubos de carbono para ver su comportamiento".
"Hemos visto que estos nanotubos se integran muy bien con las neuronas, consiguiendo que estas se conecten con más eficacia, más de lo normal, teniendo una actividad eléctrica espontánea mucho mayor que si no están los nanotubos", detalló Prato.
En un paso más, los científicos realizaron un experimento con dos trozos de médula de ratón, que separaron a 300 micras de distancia.
Comprobaron que la esponja de nanotubos de carbono es capaz de reconectar los dos trozos, como si fueran un único pedazo de médula.
Se trata, según Prato, de unos resultados muy importantes, que abren una nueva puerta en las investigaciones orientadas a la reparación de la médula dañada, por ejemplo, tras un accidente.
No obstante, advirtió, estos resultados forman parte de una investigación básica, por lo que no hay que levantar falsas expectativas ya que hay que seguir investigando.
"Se trata de una investigación básica muy preliminar que necesita todavía de otros muchos estudios y de un período largo de tiempo para que tenga posibilidades en clínica", subrayó el científico.
El siguiente paso es poner la citada estructura de nanotubos en la médula de un ratón y comprobar si el animal puede empezar a caminar, experimento que ya se está llevando a cabo en la Universidad de Trieste, centro al que también está adscrito Prato.