Un embarazo representa muchas responsabilidades. Debes cuidar tu alimentación y realizar ejercicios, ya que investigaciones aseguran que los hábitos que adopta una mujer durante la gestación pueden ser claves en la salud del futuro bebé.
Pero ahora, una nueva estudio publicado en la revista Cell Reports, realizado por la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington, afirma que las mujeres que tienen una dieta con alto contenido en grasas y azúcares antes del embarazo pueden estar dañando la salud de sus hijos, la de sus nietos e, incluso, la de sus bisnietos.
Kelle H. Moley, directora de la investigación, explica que sus resultados apuntan a que “la obesidad de la madre puede deteriorar la salud de sus descendientes a lo largo de varias generaciones”
Metodología
Para el primer paso del estudio se decidió utilizar a un grupo de ratones hembras, al cual se le asigno una dieta lo más parecida a la forma americana de alimentación, es decir, con un 60% de grasas y un 20% de azúcares.
La dieta se implementó 6 semanas antes de la gestación y duró hasta el momento del destete de su camada. Los porcentajes son equivalentes a alimentarse con comida rápida diario.
El segundo paso consistió en tomar a la nueva camada y alimentarla de manera sana. Su dieta estaba conformada por un alto contenido proteíco y bajos niveles de grasas y azúcares.
Lo triste de la investigación es que el resultado, hasta ese punto, demostró que el daño ya estaba hecho. Los expertos descubrieron que las tres generaciones que descendían de las ratonas mal alimentadas, habían desarrollado resistencia a la insulina y a otros problemas metabólicos, lo que se traduce a un elevado desarrollo de enfermedades como las cardiovasculares o la diabetes tipo 2.
Conclusión
En resumen, la investigación arrojó que la obesidad y otros problemas asociados con el metabolismo pueden heredarse a través del ADN de las madres y de las mitocondrias presentes en el óvulo no fertilizado, algo que no sucede con los padres, ya que las mitocondrías y el ADN sólo se heredan de la madre.
En palabras de Moley, su estudio es el primero “en demostrar que los ratones hembra con síndrome metabólico pueden transmitir mitocondrias disfuncionales a través de la línea consanguínea femenina hasta la tercera generación”.
La publicación asegura que aunque el estudio se realizó con ratones, los resultados pueden ser aplicables a los seres humanos, e incluso sus consecuencias pueden ser más graves.
“Es importante tener en cuenta que en los humanos, en los que las dietas de los niños son muy similares a las de sus padres, los efectos del síndrome metabólico maternal podrían ser incluso mayores que los observados en nuestro modelo animal».
jpe