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El consumo de drogas inhalables causan deterioro cognitivo y conductual por un largo periodo después de abandonarlas, advirtió la investigadora del Instituto Nacional de Psiquiatría Dr. Ramón de la Fuente Muñiz, Nayeli Páez.
En una entrevista con la Agencia Informativa del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), la especialista mencionó que en las secundarias y preparatorias de la Ciudad de México, los inhalables son la segunda droga más consumida.
Páez indicó que se calcula que estas sustancias son consumidas por lo menos una vez en 10.8% en los hombres y un 10.0% en las mujeres.Debido al bajo costo y su facilidad para adquirirlas, pues se encuentra en productos legales, esta droga se convierte en presa fácil de los jóvenes, señaló la psiquiatra.
“Los niños pueden tener acceso fácilmente a estos productos, desde unos marcadores en la papelería, pegamentos o tíner en la tlapalería, e incluso el barniz de uñas que nos puede parecer tan inocuo”, detalló.
La investigadora refirió que estudios en el campo de las ciencias sociales apuntan a que cuando los niños tienen mayor poder adquisitivo cambian a otro tipo de drogas como la marihuana o la cocaína.
Además, Páez dijo que los niños en situación de calle refieren que inhalan las sustancias para no sentir hambre, frío y para quitarse la ansiedad ante su situación y apagar los sentimientos de soledad.
Sin embargo, precisó que los motivos de consumo en los estudiantes son diferentes, pues este sector busca experimentar sensaciones nuevas, algo muy característico de la adolescencia.
“Ahora los chicos que inhalan se han vuelto muy sofisticados, porque ahora mezclan el tíner con algunos aromas, ellos los llaman sabores y puede ser cualquiera: fresa, vainilla, guayaba, en fin. Entonces ese aroma desagradable queda enmascarado con estos aromas agradables, lo que puede alentar a un mayor consumo”, abundó.
Resaltó que lo anterior, al conjuntarse con situaciones de pobreza, como mala alimentación y falta de acceso a servicios de salud, agrava los deterioros que las sustancias inhalables ocasionan en el cerebro humano.
La especialista mencionó que los productos utilizados como drogas inhalables representan una amplia mezcla de sustancias; por ejemplo, el tolueno es el compuesto que se encuentra de manera invariable en cada uno de estos productos y es el responsable de las alteraciones neurológicas.
El tolueno es una molécula química muy sencilla y de naturaleza lipídica, es por esto que antes se creía que tenía la capacidad de llegar al cerebro y solo disolverlo; pero estudios recientes encontraron que esta sustancia sí tiene blancos moleculares, es decir, sí se une a receptores específicos en el organismo.
Uno de los efectos más reportados por el consumo crónico de estas drogas es la pérdida de memoria, las alucinaciones, ansiedad y depresión.A nivel de tejidos, el consumo causa un ensanchamiento de los ventrículos cerebrales y ocasiona la muerte neuronal, lo que se traduce en un deterioro cognitivo severo.
La especialista enfatizó que un agravante de estos efectos es el consumo a edad temprana, ya que el cerebro no termina de madurar alrededor de los 20 años y esta es una droga que se consume por niños en torno a los 12 años, por lo que el desarrollo de este órgano se ve muy comprometido.
Afirmó que existen distintas aproximaciones farmacológicas que buscan facilitarles la abstinencia, con fármacos como la risperidona, el haloperidol o las carbamacepinas que ayudan a controlar la psicosis paranoide.
Pero a pesar de que existen varias alternativas farmacológicas para estos pacientes, no existe una que abarque todos los efectos y el deterioro causado por las sustancias inhalables; por ello surgió como alternativa los tratamientos de tipo conductual, precisó.
La especialista indicó que estas terapias se consideran holísticas o integrales, pues incorporan aspectos de identidad cultural, armonía con el medio ambiente, habilidades de liderazgo, inteligencia emocional y mejoramiento de la autoestima.
De acuerdo con la psiquiatra, estos tratamientos tienen resultados positivos en los pacientes motivándolos a retornar a sus estudios, sentirse seguros y mantener periodos de abstinencia.
jpe