“El envejecimiento y la longevidad están determinados por los hábitos y rutinas de vida, no solo por la genética”, asegura Alejandro Rada Cassab, médico especialista en medicina estética. En los diferentes aspectos de nuestra vida cotidiana hay productos, situaciones y personas que nos intoxican, nos enferman y nos envejecen.

Aunque el consumo de sustancias alucinógenas, alcohol y cigarrillo siempre se asocia directamente a este tema, desde casa, los productos de aseo, de belleza, la calle, la oficina, lo que comemos nos exponen a mucha contaminación.

Estas condiciones pueden cambiarse o mejorarse siendo más conscientes de las decisiones que tomamos a diario: comerse esas papitas con gaseosa, no hacer ejercicio, dejarse afectar más de la cuenta por los desplantes del compañero de trabajo, estresarse mucho porque va tarde para una cita, dormir con la tableta y el celular al lado o no salir de paseo fuera de la ciudad.

Lo que come

Gustavo Díaz, nutricionista y docente de la Universidad del Bosque, menciona como uno de los principales agentes de intoxicación el consumo excesivo de grasas saturadas.

“El sedentarismo también es un hábito que nos intoxica porque no liberamos las toxinas que nuestro cuerpo no necesita y acentúa los problemas de obesidad”, afirma el experto.

De igual forma, la ingesta de bebidas gaseosas o jugos empacados, así como el transporte y la manipulación de alimentos, que no siempre se realiza con los estándares de higiene adecuados, nos afectan. Sin olvidar los alimentos transgénicos y el continuado uso de empaques plásticos que no son aptos para guardar comida por sus agentes contaminantes.

¿Qué podemos hacer?

-Consumir más alimentos con grasas poliinsaturadas como el omega 3 y 6, que son asimilados mucho mejor por el organismo.
-Más cuidado al lavar los alimentos porque con ello también se quitan los rastros de productos químicos usados para cultivarlos.
-Aumentar el consumo de productos integrales en cada comida por ser benéficos para el funcionamiento del colon, por su alto contenido de fibra.

Amigos, parejas y compañeros de trabajo

“Toda relación debe darle la oportunidad a la persona de perfeccionarse y mejorar. Si esto no sucede, no es sana”, asegura Ricardo Salamanca, psicólogo y especialista en desarrollo personal y familiar de la Universidad Konrad Lorenz.

Sin embargo, en la vida personal y laboral no siempre encontramos ese tipo de personas a nuestro alrededor y debemos aprender a lidiar con esta situación sin dejarnos afectar por ello.

“En el caso de las oficinas, hay gente cuyo estilo personal no es la empatía, sino, por el contrario, generan discordia; hay que saber cómo mantener la distancia en estos casos”, explica Salamanca.

Este tipo de personas son las que hacen o generan un mal clima laboral y sus actitudes terminan minando la autoestima de algunos de sus compañeros, y, en el peor de los casos, afectando su salud. Esto también pasa en las relaciones personales

“El acoso laboral es parte de esta dinámica y se presenta cuando el comportamiento de un compañero o un director hace que la visión que un empleado tiene de su trabajo se distorsione y crea que hace las cosas mal, afectando su autoconfianza y su satisfacción en el trabajo”, comenta.

¿Qué podemos hacer?

Se pueden identificar las personas que crean el mal ambiente y alejarse en lo posible de ellas, adoptando una actitud diplomática y evitando los choques de no ser necesarios. “Siempre reafirmando nuestra autoestima y amor propio”.

Lo que contamina en los hogares

En el interior de las casas, los productos de aseo personal y de limpieza que no se usan en las concentraciones adecuadas pueden causar alergias y problemas respiratorios.

“Todos esos productos para lavar pisos, ropa, blanquear y destapar cañerías, si se mezclan o se utilizan en exceso nos intoxican”, asegura Fernando Dueñas, biólogo y profesor de la Universidad del Bosque. Esto va de la mano con el mal uso de insecticidas y aromatizantes artificiales y el almacenamiento de pinturas sin una buena ventilación.

“Los electrodomésticos muy viejos, en mal estado o que no tienen un buen mantenimiento, como refrigeradores y estufas, también pueden ser una fuente de exposición constante a gases y energías contaminantes”, asegura Dueñas. De igual manera, el uso constante de tabletas, celulares y todo tipo de dispositivos electrónicos.

¿Qué podemos hacer?

-Usar solo las cantidades y concentraciones indicadas en los envases de productos de aseo.
-Preferir aromatizantes naturales como esencias de pebeteros o cáscaras de fruta.
-Tener en cuenta la vida útil de electrodomésticos. Cambiarlos o hacerles el mantenimiento adecuado.
-Evitar aparatos electrónicos en los dormitorios y tapar las conexiones eléctricas.
-Cerrar bien los envases de pinturas para paredes.

Procurar un ambiente sano

La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que 100 millones de personas en el mundo viven expuestas a niveles de contaminación del aire que sobrepasan los límites adecuados.

“Estamos expuestos a los nodos de contaminación que son las zonas industriales de cada ciudad y también a las fuentes móviles que son los carros”, comenta el ingeniero ambiental Kenneth Ochoa. Toda esta exposición causa problemas respiratorios asociados con bronquitis, rinitis y, en la piel, envejecimiento prematuro.

A esto se suma la contaminación auditiva: música, autos y construcciones que “generan dolor de cabeza, estrés y bajas defensas”, asegura el ingeniero Ochoa.

¿Qué podemos hacer?

- Camine o use más la bicicleta para desplazarse.
- Salga de paseo al campo mínimo una vez al mes.
- Cuando vaya en carro, no cierre por completo los vidrios, esto aumenta casi un 60 por ciento la contaminación que recibe debido al sistema de ventilación de los carros.
-Limpie, hidrate y tonifique su piel en la mañana y en la noche.

kal

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Noticias según tus intereses