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Residuos a la alza
La generación de RSU en el país se incrementó notablemente en los últimos años. Según cifras de la SEMARNAT, el promedio anual en la última década creció alrededor del 50%. Esta alza es resultado básicamente de cuatro factores: crecimiento urbano, desarrollo industrial, modificaciones tecnológicas y cambio en los patrones de consumo. Aunque las cifras de reciclaje en algunos rubros han aumentado en México en los últimos años, aún la distancia es amplia frente a países, principalmente de Europa, que reciclan más del 90% de su basura gracias a políticas gubernamentales y programas integrales de educación ambiental que muestran claramente el impacto ecológico a corto, mediano y largo plazo.
Hace seis años, cuando entró en vigor la Ley de Residuos Sólidos, se empezaron a separar los desechos en la CDMX en dos categorías: orgánica e inorgánica. Con el paso del tiempo, algunas delegaciones han demostrado ser más efectivas en la separación de la basura. Esto ha dependido principalmente de que los trabajadores de limpia pidan y respeten esta clasificación. Iztapalapa. Gustavo A. Madero, Álvaro Obregón y Azcapotzalco son las delegaciones cuya obtención de desechos orgánicos es más baja. Carlos Álvarez, consultor ambiental y especialista en gestión de residuos, explica que la CDMX recoge sus desechos a través de miles de personas que forman parte del grupo de recolectores del sindicato de trabajadores de limpia y finalmente como los residuos orgánicos no tienen un valor económico hay una falta de interés en su recolección.
Sin embargo, con los nuevos planes de la planta de termovalorización y la planta de biodigestión, esta separación deberá volverse más eficiente. Esta última tendrá una capacidad de dos toneladas y se planea que la energía que se genere sirva al Sistema de Aguas. “En nuestra ciudad se podrían obtener hasta 2500 toneladas al día de residuos orgánicos para que los biodigestores anaerobios generen biogás. En este proceso se separa el CO2 del metano. Este último es un combustible que se va a convertir también en energía eléctrica”.
Los datos de recolección de basura orgánica no son muy alentadores porque han mostrado un descenso a través de los años. En el 2012 se lograron superar las dos toneladas, pero el año pasado la cifra apenas superó la 1.2 toneladas. Para el especialista la diferencia entre los diferentes partidos políticos que abanderan las delegaciones también impiden una mejor coordinación para recolectar de mejor forma los desechos, sin embargo para Álvarez lo que resta es apelar a la conciencia ciudadana para realizar la separación, independientemente le sea o no solicitada en los camiones recolectores, pues esta acción sí tiene un impacto en el producto final. “Los residuos pierden su valor cuando se mezclan. Es indispensable separarlos adecuadamente”.
Nuevas metas
Es así que actualmente hay nuevas metas para la separación de basura en la CDMX que están muy relacionadas con el objetivo del programa “Basura Cero”, cuyo principal objetivo es disminuir los residuos en los rellenos sanitarios que hasta el día de hoy han sido el principal medio para “eliminar” los desechos. Desde el 8 de julio se establecieron nuevas categorías de separación que están siendo incorporadas a diferentes ritmos por las delegaciones. Además de fortalecer la separación de productos orgánicos, la nueva categorización incluye inorgánicos reciclables como papel, cartón, plástico, metal, vidrios y envases. El papel y el PET son algunos de los materiales que actualmente logran mejores cifras de reciclaje. Según datos de CICEANA (Centro de Información y Comunicación Ambiental de Norte América A.C.), se reciclan en promedio alrededor de cinco millones de toneladas de papel al año en México, lo que se traduce en 88% de las necesidades de fibra del sector de la industria de la celulosa y papel. Por otra parte, México es el país líder en América en la recuperación de residuos de envases de PET. Según datos de ECOCE, se recupera 60% del consumo de este material y de lo acopiado 38% se queda en México y es utilizado en las plantas de reciclado. Una tonelada de PET reciclado evita la emisión de 3.32 toneladas de CO2.
Según lo estipulado en la Nueva Norma Ambiental NADF-024, otra nueva categoría de separación son los inorgánicos no reciclables, que es todo aquello que no se puede reutilizar como colillas de cigarro, papel higiénico, envolturas metálicas, pañales y toallas sanitarias. Los residuos inorgánicos sí tendrán una utilidad, pues servirán para generar energía que el gobierno capitalino planea emplearen la operación del Metro por medio de la planta de termovalorización, de la que ya hemos hablado en estas páginas y cuya licitación fue adjudicada en abril pasado al consorcio Proactiva Medio Ambiente S.A. de C.V. que opera 60 plantas en diferentes partes del mundo.
En una cuarta categoría serán considerados para su separación residuos voluminosos y de manejo especial, como televisores, refrigeradores, lavadoras, computadores, celulares y muebles rotos. Esta también será una oportunidad para separar y reutilizar los materiales de los aparatos inservibles que permanecen arrumbados durante años en los domicilios sin que nadie sepa a ciencia cierta qué hacer con ellos hasta que quedan expuestos a cielo abierto con el riesgo de contaminación por los metales pesados que contienen los aparatos electrónicos. En México se generan 1.2 millones de toneladas de residuos electrónicos, pero no alcanzamos ni el 5% de reciclado de este volumen de desechos.
Para el especialista, una separación más estricta de los RSU también está directamente vinculada con un nuevo reto: la urgencia de generar energías limpias. “A partir del 2018 el gobierno federal, gobiernos locales y ayuntamientos, tienen que comprobar que el 25% de su energía eléctrica es limpia. En este marco, la CDMX pone el ejemplo de lo que se tendría que hacer y el no seguir apostándole al relleno sanitario es una decisión histórica. Somos un país que tira más de 28 millones de toneladas al año de desechos que contaminan suelo y acuíferos con diferentes focos de infección. No aprovechamos valiosos recursos”.
El problema ha avanzado con las décadas. “En 1960 todo era papel, cartón y vidrio. La leche se vendía en botellas de vidrio retornables. Hoy hay treinta empaques diferentes sólo para leche. En este sentido, tenemos centenas de productos innecesarios”, subraya Álvarez para quien también sería conveniente marcar una política nacional sobre empaques y embalajes que a veces llegan a pesar diez veces más que el producto. “Son premisas de la vida urbana actual, pero también nuestra responsabilidad como ciudadanos es cambiar la visión del desperdicio de alimentos. Tenemos que entender que elegir lo que consumimos y responsabilizarnos de nuestra basura es una meta personal que contribuye a evitar un problema mayor, como lo es enterrar la basura”
En muchos lugares del mundo además de apelar a la conciencia ciudadana, se ha llamado la atención mediante multas por falta de separación de residuos, incluso por la grapa de metal no retirada de una hoja de papel. Álvarez considera que por las políticas de subsidios en la capital mexicana, es algo poco probable que suceda. La apuesta es más por un proceso paulatino de reconocimiento de un problema real. “También poco a poco se tendrá que cambiar la perspectiva de que los residuos sólidos urbanos son basura. Este es un término inadecuado pues en realidad son recursos naturales que ya tuvieron un impacto. Generaron gases de efecto invernadero por el uso de energía eléctrica, agua, etcétera, pero es posible y necesario recuperar su cadena de valor”.