En los últimos 100 años las especies de vertebrados que se han extinguido, debieron desaparecer, si nos hubiésemos mantenido en la ruta de la extinción natural, en por lo menos 10 mil años.

En México, el cambio climático , el crecimiento de la población, la contaminación, el tráfico de especies y la caza hacen que más del 20% de las especies estén en peligro, alerta el doctor Gerardo Ceballos González, investigador del Instituto de Ecología de la UNAM .

“México es uno de los 3 países más ricos en plantas y animales del planeta, en este sentido teniendo una población humana tan grande y teniendo tantas especies, que tengamos tasas de especies en peligro muy altas. Una proporción importante de las especies del país están en peligro de extinción , alrededor del 20, 25% y en el siglo XX perdimos poblaciones del oso gris , el lobo mexicano , el cóndor de California , la nutria marina, el pájaro carpintero pico de marfil, el tanape que era un pájaro del Río Lerma, es decir estas especies se extinguieron cuando eran endémicas de México, por las acciones del hombre, las actividades del hombre”.

Cuando desaparece una especie se altera todo el entorno. El asunto es por demás grave.

“Cuando se extingue una especie, primero lo que pasa es que empieza a afectar la estructura y la función de los sistemas biológicos , de los sistemas ecológicos y bueno uno podría pensar, bueno se extingue una especie hay algún impacto en la naturaleza, pero no pasa nada al ser humano, esto es una visión incorrecta porque lo que sabemos ahora es que estas especies de plantas y animales son fundamentales para mantener los servicios ambientales. Los servicios ambientales son los enormes beneficios que obtenemos los seres humanos del buen funcionamiento de la naturaleza, por los problemas de extinción de especies y el impacto que hemos hecho con nuestras actividades a la naturaleza, hemos afectado de tal manera que estamos poniendo en peligro de que persista la civilización como la conocemos”.

El investigador expresa que es urgente tomar medidas para frenar el daño, pues de lo contrario para el año 2050 podríamos enfrentar un colapso en la civilización.

***Con información de Radio UNAM, Cristina Godínez

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