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El Acuerdo de París sobre cambio climático entró oficialmente en vigor el 4 de noviembre de 2016, marcando el inicio de una nueva era en la lucha contra el calentamiento del planeta.
Su objetivo es mantener la temperatura media mundial "muy por debajo" de dos grados centígrados respecto a los niveles preindustriales, aunque los países se comprometieron a llevar a cabo "todos los esfuerzos necesarios" para que no rebase los 1.5 grados y evitar así "los impactos más catastróficos del cambio climático".
El Acuerdo no establece sanciones por incumplimiento, pero sí fija un comité que diseñe un mecanismo transparente para garantizar que se cumplen los compromisos adquiridos y advertir antes de expirar los plazos si puede o no cumplirse lo acordado.
Además, con este acuerdo los países se comprometen a conseguir "un equilibrio entre los gases emitidos y los que pueden ser absorbidos" en la segunda mitad de siglo, es decir, que no se pueden producir más emisiones que las que el planeta pueda absorber, bien por mecanismos naturales o por técnicas de captura o almacenamiento geológico.
En cuanto a la financiación, el nuevo Acuerdo de París obliga a los países desarrollados a contribuir a financiar la mitigación y la adaptación en los Estados en vías de desarrollo, y anima a los estados que se encuentren en condiciones económicas de contribuir a que efectúen aportaciones voluntariamente.
En este sentido, la intención de financiar debe ser comunicada dos años antes de transferir los fondos.
Según el Acuerdo, el compromiso radica en lograr que para 2025 se movilicen 100.000 millones de dólares anuales, aunque se fija una revisión al alza para antes de ese año.
Estados Unidos, China y el cambio climático
De acuerdo con estudios científicos, Estados Unidos y China son los países más contaminantes del mundo. Por ello, en su momento, el expresidente Barack Obama se fijó metas para recortar las emisiones entre un 26% y un 28% respecto a los niveles de 2005 y China prometió impedir el crecimiento de sus emisiones a partir de 2030.
La asociación de estos dos países contra el cambio climático ha sido el punto de mayor consenso entre ambos. El mismo que les llevó a ratificar el 3 de septiembre de 2016, en un acto en la ciudad china de Hangzhou, el Acuerdo de París contra el cambio climático, ambos países suman cerca del 40% de las emisiones globales.
Sin embargo, el actual presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, ha negado publicamente la realidad del cambio climático y llegó a decir en las redes sociales que se trataba de un "engaño de los chinos".
Durante su campaña electoral, Trump se mostró también partidario de "cancelar" los acuerdos sobre medioambiente de la convención de París celebrada en 2015 y suscritos por más de 170 países, y aseguró que "retiraría" todos los fondos de Estados Unidos para las Naciones Unidas que tengan que ver con el cambio climático.
Este semana, varios medios estadounidenses aseguraron que Trump retirará a Estados Unidos del acuerdo climático de París, una medida que sería bien recibida por sus partidarios en su país y que seguramente profundizará una disputa con sus aliados en el exterior.
Por su parte, el gobierno chino aseguró hoy que mantendrá los compromisos adquiridos el pasado año con la ratificación de los Acuerdos de París contra el cambio climático "aunque la posición de otros países vaya a cambiar", en alusión a la posible retirada de Estados Unidos de este compromiso medioambiental global.
jpe