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Si se sumaran los kilómetros que recorren todos los vehículos que circulan en la Zona Metropolitana del Valle de México (ZMVM) en un solo día, alcanzaría para darle 5 mil 600 vueltas a la Tierra. Según datos de la Secretaria del Medio Ambiente del Gobierno de la Ciudad de México en la ZMVM circulan alrededor de 5.4 millones de vehículos, pero anualmente el parque vehicular crece alarmantemente, las proyecciones calculan más de nueve millones de autos para 2030, casi el doble de los que transitan actualmente.
Los precursores del ozono son los compuestos orgánicos volátiles (COV) y los óxidos de nitrógeno (NOX). Según datos del Sistema de Monitoreo Atmosférico, los tracto camiones, autos particulares y autobuses, emiten el 49% de NOX; mientras que en el caso de los COV, los principales emisores son los autos particulares y los microbuses. Esto significa que el “caldo de cultivo” siempre está presente, es decir los químicos necesarios para formar ozono en la superficie se mantienen todo el año, sólo que la temporada de altas temperaturas y viento escaso, favorecen su producción.
El ozono es una molécula altamente reactiva formada por tres átomos de oxígeno que da origen a un gas incoloro, pero que en grandes concentraciones puede percibirse ligeramente azulado. En la estratósfera, a una altura de aproximadamente 20 kilómetros de la superficie, se origina naturalmente el ozono formando una capa que actúa como filtro, pues impide el paso de la radiación ultravioleta. Sin embargo, el ozono que se encuentra más abajo, en la tropósfera, también llamado “antropogénico” es un peligroso contaminante secundario. La Norma Oficial Mexicana (NOM-020-SSA1-2014) recomienda concentraciones menores a 0.095 ppm para el promedio de 1 hora, y menores a 0.070 ppm para el promedio de 8 horas (máximo anual).
El doctor Ricardo Torres Jardón del Centro de Ciencias de la Atmósfera de la UNAM, especialista en físico-química de la atmósfera y técnicas de análisis y muestreo de gases contaminantes, asegura que en la zona metropolitana todos los días hay la mezcla adecuada para que se forme el ozono, pero lo que ocasiona que sea más baja o más alta son las condiciones meteorológicas. Explica que actualmente hay un sistema de alta presión que se ha quedado semi estacionado en el centro de México, lo que evita que haya expresión de contaminantes en la vertical y que se diluyan los que existen a nivel superficie. “Lo malo es que sólo dependemos de la meteorología y no al contrario: de ser capaces de bajar los residuos químicos para que nosotros pudiéramos controlar la presencia de ozono en estas temporadas”.
“En realidad esta es una cuestión que arrastramos desde hace muchos años. Antes no se notaba porque el nivel con el cual se activaba la contingencia era más alto, cerca de 180 IMECA. Afortunadamente por presión nacional e internacional, las autoridades deciden reducir el nivel de alerta a 150, pero si nosotros utilizáramos esta nueva referencia veríamos que hemos estado mal desde hace tiempo. Llevamos alrededor de siete años en las mismas condiciones y probablemente ahora un poco peor que en años previos”.
De autos, gasolinas, corrupción y otras cosas
En el artículo Ozone’s threat hits back Mexico City (El ozono amenaza de nuevo la Ciudad de México), publicado recientemente en la publicación especializada Sustainable Cities and Society, Eric Velasco (MIT Singapur) y Armando Retama (SEDEMA) dicen que la contaminación atmosférica sigue siendo un desafío , pues los retrasos para aplicar las políticas ambientales han alimentado la reactividad atmosférica. Para los especialistas el aumento descontrolado en la flota vehicular ha favorecido las emisiones contaminantes. Las prácticas de corrupción en los verificentros y los nuevos límites de velocidad también contribuyen a alimentar el problema. De acuerdo con análisis del Centro Mario Molina con equipo de sensor remoto, cerca del 45% de los vehículos con holograma cero y más del 80% de los que tienen holograma dos rebasan los límites permitidos por la normatividad actual.
Sin embargo, para el doctor Torres todos los factores desencadenantes están incluidos en un espectro aún más amplio de problemas sin respuesta. “Al aplicar el ‘Hoy no circula’ se reduce cierto porcentaje de fuentes de emisión, se controla un poco los óxidos de nitrógeno pero no es el caso de los compuestos orgánicos volátiles, a esos no les hacemos casi nada. Lo que pasa es que no se realiza una aplicación adecuada de la tecnología para controlar el problema”.
Torres señala que suponiendo que el trabajo de los verificentros se realizara correctamente, aún así las emisiones de los camiones de carga del servicio público federal representan una poderosa fuente de contaminantes sin ninguna posibilidad real de restricción. “Dependen de la Secretaria de Comunicaciones y Transportes, que hace lo mínimo posible para llevar a cabo su control. Todo esto se suma a las emisiones de las gasolineras. Anteriormente las controlaba la Subsecretaría de Industria y Comercio, pero con la nueva Ley de Hidrocarburos, ya no tiene esa atribución y támpoco hay control”, afirma y apunta que otra fuente importante de precursores de ozono, son las fugas de gas LP que tampoco tienen ningún control en el valle de México.
Formaldehídos al ataque
Para Torres, otro punto importante a subrayar en cuanto a la generación de ozono es la calidad de las gasolinas que se venden. “La Secretaria de Energía tampoco controla que la gasolina que usamos en la CDMX sea la adecuada a las condiciones químicas que tenemos”, señala y explica que a finales de los ochenta PEMEX agregó un aditivo oxigenado, el metil tert-butil éter (MTBE), a la gasolina. Su función era ayudar a que los automóviles tuvieran un mejor proceso de combustión, según las condiciones de altitud como las de nuestra ciudad. “Esto fue un boom a nivel internacional y Pemex decidió tener este tipo de gasolinas, pero resulta que con el cambio tecnológico de los vehículos, con los sistemas de control catalítico y electrónico, ya no es necesario el uso de estos compuestos oxigenados, de hecho actualmente en varios estados de EU y Canadá está prohibido porque genera un formaldehído, compuesto que propicia la formación de ozono”.
El especialista comenta que existe una especie de miedo a tocar el tema, a pesar de que hay varias investigaciones científicas que comprueban esta reacción. “Todavía no sale todo el paquete completo de normas que van a controlar cuestiones como la composición de las gasolinas, pero al medio académico generalmente no lo consultan cuando se establece esto. Nos invitan a otro tipo de cosas, pero químicamente este es un factor importantísimo a considerar. Por ejemplo, los domingos baja considerablemente la circulación de autos en la CDMX y resulta que en las estadísticas prevalece el ozono e incluso llega a subir. Esto indica que existen otros factores que están condicionando el ozono y uno de estos es el formaldehído. Se deben tomar medidas basadas en el conocimiento científico”.
Al ser un potente oxidante, las altas concentraciones de ozono se identifican con irritación en los ojos y en las vías respiratorias, disminuyendo la función respiratoria. De hecho se piensa que existe una relación directa entre la exposición crónica al contaminante y aumento de los casos de morbilidad y mortalidad. “Es un irritante muy fuerte, de hecho en bodegas de carne inyectan ozono para matar las bacterias. Las personas más vulnerables son los adultos mayores y los niños, quienes están en etapa de crecimiento y sus tejidos se empiezan a desarrollar. El problema es que con la inflamación se disparan alergias que se manifiestan en problemas de respiración, hinchazón en los ojos y cansancio extremo”, sostiene y agrega que se debe desalentar el uso de tapabocas, pues no impiden el paso de contaminantes y generan infecciones en la boca.
Una de las propiedades del ozono es que reacciona muy rápido ante las superficies, por lo tanto se reduce su nivel al interior de las casas. La recomendación es no hacer ejercicio en exteriores entre la una y las seis de la tarde. “Desgraciadamente esta recomendación es sólo para el ozono, pero otro gran problema son las partículas y esas no tienen horario específico porque dependen de la zona. En el noreste de la ciudad están todo el tiempo fuera de norma. Otra cosa que vale la pena subrayar es que la falta de contingencias no significa que todo esté bien, la realidad es que prácticamente todos los días hay malas condiciones”, explica Torres sobre un panorama que se vislumbra gris en toda la extensión de la palabra.