Google recuerda el 115 aniversario del descubrimiento del mecanismo de Antikythera, un peculiar engranaje de bronce encontrado en un buque romano que naufragó.

El famoso mecanismo de Anticitera (Antikythera), conocido como el primer "ordenador" digital de la Historia, construido en el siglo I a.C. y utilizado con fines astronómicos y calendáricos.

El mecanismo fue hallado en 1900 en la isla griega de Symi, en el archipiélago del Dodecaneso, y ha sido necesario recurrir a un tomógrafo especial, fabricado en el Reino Unido exclusivamente para su investigación.

El artefacto consiste en un cajón de madera de 33 centímetros de altura, 18 de anchura y 8 de profundidad con dos círculos en su interior, uno para el zodíaco y otro para el calendario egipcio.

Al girar un botón lateral, una treintena de engranajes colocados sobre 10 ejes accionaban las manecillas de esos discos, con los que se podían predecir eclipses solares y lunares con 19 años de antelación a partir de las posiciones de los planetas en un momento concreto.

El profesor de Física de Universo Xenofón Musás explicó que "un sistema de cuatro engranajes permitía que los cinco planetas girasen alrededor del Sol que a su vez giraba alrededor de la tierra".

Según Musás, en el mecanismo de Anticítera y en sus inscripciones está todo el conocimiento en materia de física, ingeniería, astronomía y matemáticas del siglo I a.C.

El constructor y el propietario del mecanismo no han sido identificados pero el aparato sí ha dado información sobre ellos.

"Para fabricarlo era necesario un muy buen conocimiento de ingeniería y de astronomía, inimaginable tratándose de un periodo situado 1.700 años antes de la revolución científica de los siglos XVI y XVII", destacó el profesor emérito de Astrofísica de la universidad de Cardiff, Mike Edmunds.

Además, los nombres de los meses en la parte frontal están escritos en el dialecto de la ciudad de Corinto, lo que hace suponer que el fabricante o el propietario era originario de esta ciudad o de alguna de sus colonias situadas en las costas de Epiro, en el mar Jónico.

La posibilidad de alguna relación con Epiro se refuerza por la mención -además de los juegos de Olímpicos, los Nemeos, los Ístmicos y los Píticos, donde participaban todas las ciudades del mundo heleno- de unos juegos locales, los del oráculo de Dodoni.

La mención de otros juegos locales de la isla de Rodas permite suponer también alguna relación con ella.

jpe

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