Las cosas han cambiado dese que Galileo Galilei fue obligado a retractarse y considerar su modelo heliocéntrico (que demostraba que la Tierra no era el centro del universo) como una mera hipótesis matemática. Ahora, la ciencia y la religión buscan complementarse, tanto así que le mismo Vaticano inició esta semana una conferencia para hablar sobre los agujeros negros y las ondas gravitacionales.

Desde el pasado martes hasta este viernes, se lleva a cabo en el Observatorio Astronómico de la Santa Sede el Congreso Agujeros negros, ondas gravitacionales y las singularidades del espacio-tiempo.

En el último día del evento, el papa Francisco recibirá en una audiencia a los 35 participantes, entre los que están el Nobel de Física Gerard 't Hooft, el físico británico Roger Penrose y el cosmólogo George Ellis.

Además de conversar sobre temas actuales en la cosmología, la reunión busca homenajear a George Lemaître, sacerdote jesuita que propuso por primera vez la hipótesis del átomo primigenio -que luego dio origen a la teoría del Big Bang-.

“La reciente revelación de las ondas gravitacionales ha abierto un nuevo escenario en nuestro modo de ver el Universo y también ha estimulado nuevas especulaciones sobre la verdadera naturaleza de las singularidades del espacio-tiempo”, dijeron los organizadores de este congreso.

Hace tres años, el papa Francisco dijo que la teoría del Big Bang “no se contradice con la intervención de Dios, sino que la exige”.

"Nosotros creemos en un Dios supernatural. Reconocemos a Dios como responsable de la existencia del Universo y nuestra ciencia nos dice cómo lo hizo”, afirma Gabriele Gionti, cosmólogo del Observatorio Vaticano.

jpe

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