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Thomas Royen es un alemán jubilado, ex estadístico de una empresa farmacéutica de Frankfurt, que ha dado con la respuesta a un problema matemático de geometría y probabilidades (GCI por sus siglas en inglés) el cual los expertos han tratado de resolver durante más de 40 años.
Se trata de la conjetura conocida como la desigualdad de correlación gaussiana, originada en los años 50, pero reformulada con mayor claridad en 1972. Según el principio GCI, si dos formas se superponen, como un rectángulo y un círculo, entonces la probabilidad de golpear a uno, por ejemplo en un juego de dardos, aumenta las posibilidades de golpear también al otro.
Tres años atrás, en 2014, cuando Royen tenía 67 años, ideó la solución a esta compleja interrogante matemática mientras se cepillaba los dientes, según informó The Independent. Sin embargo, la noticia ha empezado a popularizarse gracias a un artículo publicado en la revista científica Quant Magazine.
Muchos se han estado preguntando cómo alguien que no está especializado en resolución de este tipo de problemas pudo dar con el clavo. En realidad todo tiene sentido ya que el trabajo del alemán consistía en parte en mejorar fórmulas estadísticas que permitiesen que los datos recogidos durante los experimentos clínicos proporcionasen una mayor información, y la conjetura de correlación gaussiana precisamente puede servir para ello.
“No es un matemático de carrera, Royen no es uno de los que han pasado la mayor parte de su vida trabajando para explicar el problema. Su objetivo principal era mejorar las fórmulas estadísticas para la industria farmacéutica y así dar sentido a los datos de los ensayos de droga”, comentó a la revista Donald Richards, estadista de la Universidad Estatal de Pensilvania, quien había estado tras la solución de las ecuaciones por más de 30 años. Este, al ver el trabajo de Thomas supo al instante que se trataba de las solución correcta.
El trabajo del anciano pasó por varias manos y en repetidas ocasiones fue rechazado, más por el desinterés de los receptores en revisar la información que por su falta de criterio. Fueron los polacos Rafal Latala y su estudiante Dariusz Matlak quienes se propusieron estudiar el trabajo del alemán y con base en ella redactaron su propia versión de la prueba, para posteriormente enviarla a arXiv.og a finales de 2015.
Fue gracias a este documento que comenzó a circular entre la comunidad de matemáticos, quienes dieron su aceptación: la solución de Royen, efectivamente, era válida.
Thomas Royen no solo logró dar respuesta al enigma matemático, sino que también lo hizo de una forma muy sencilla. No necesitó utilizar métodos sofisticados sobre geometría convexa y teoría de la probabilidad que se pensaban necesarios, por el contrario, uso técnicas clásicas de estadística.
jpe