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La ciencia se ramifica y se interconecta con varias áreas del conocimiento y la cultura. Uno de los mejores ejemplos lo ofrecen la música y las matemáticas. Para los antiguos griegos, ambas ejemplificaban una perfecta simbiosis, englobando una gran teoría que solía denominarse la "armonía del cosmos". Números y operaciones matemáticas parecían no ser tan distantes de notas e intervalos musicales.
En la construcción de las escalas musicales hay, por ejemplo, una conexión directa con las proporciones. El gran Pitágoras fue uno de los genios que encontraron armonía en los sonidos de una cuerda, al dividirla en ciertas porciones. Se dice que él pudo encontrar los fundamentos de la música al pasar frente a una herrería y escuchar el sonido de cuatro martillos de diferente tamaño, en lo que se conoce como la leyenda de los martillos de Pitágoras.
Puede que sea tan solo un mito, pero de lo que sí tenemos certeza es de que sus trabajos con cuerdas fueron decisivos en el hecho de que escuchar notas "placenteras" se relacione con la longitud de la cuerda vibrante, y en que tales ondas sonoras están sujetas a las leyes de la física.
Es aquí donde la acústica entra a jugar un papel importante, al estudiar la física de objetos vibrantes. Tales objetos producen ondas mecánicas que se propagan por un medio sólido, líquido o gaseoso, generando lo que comúnmente denominamos sonido. Todos esos sonidos los podemos transformar en números, lo que permite hablar de la armonía como una relación entre las frecuencias de las múltiples notas de un acorde.
En nuestro acercamiento al entendimiento del cosmos, la música tiene también un papel preponderante. Johannes Kepler nombró su trabajo “la música de las esferas”, asignando notas musicales a los planetas, dependiendo de la forma elíptica de su órbita. William Herschel, descubridor de la radiación infrarroja, era un reconocido músico.
Probablemente sintiera sensaciones similares entre la composición e interpretación musical, y la contemplación del universo.
Hoy, teorías físicas como las "cuerdas" explicarían la existencia de las partículas y las fuerzas fundamentales de la naturaleza, a partir de las vibraciones de pequeñísimas cuerdas.
jpe