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El sistema planetario con siete exoplanetas rocosos del tamaño de la Tierra, descubierto por un telescopio de la NASA, es aún un enigma para la ciencia: se necesitarán estudios profundos para saber si puede albergar vida como la conocemos, aclararon Leticia Carigi y Yilén Gómez Maqueo, investigadoras del Instituto de Astronomía (IA) de la UNAM.
La emoción de este descubrimiento es que Trappist-1 representa un sistema con planetas del tamaño de la Tierra, es el único que se ha descubierto así y podemos estudiarlo más a fondo con instrumentación del futuro, expuso Gómez Maqueo.
Por ejemplo, prosiguió, el satélite James Webb Space Telescope (JWST), de la NASA, que se planea sea lanzado en 2018, tendrá instrumentación que observe en el infrarrojo y permitirá ver si tienen atmósfera y si sus planetas se parecen o no a la Tierra.
También se podrían observar desde un telescopio de 30 metros, que construirá en Chile el ESO (Observatorio Europeo Austral), y analizar su atmósfera, si es que la tiene.
“Aquí en México estamos desarrollando un proyecto de un telescopio de un metro para rastrear justamente este tipo de sistemas que están alrededor de las estrellas más frías, como Trappist-1, para buscar planetas rocosos”, resaltó Gómez Maqueo.
Está planeado que se construya este año en el Observatorio Astronómico Nacional de San Pedro Mártir, en Baja California. Estará a cargo del Instituto de Astronomía, se hará en colaboración con científicos de las universidades de Berna y de Ginebra, en Suiza, y la Universidad de Cambridge, en Reino Unido.
“Tenemos los fondos para la construcción, la instalación y la operación. Espero que la visibilidad de este tipo de descubrimientos nos dé peso en la sociedad”, finalizó Gómez Maqueo.
jpe