Los investigadores Emmanuelle Charpentier, Jennifer Doudna y Francisco Martínez Mojica ganaron el Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento en Biomedicina por ser los creadores de CRISPR, la “revolución” de la edición genética.

El jurado encargado de la concesión del premio destacó que “la simplicidad y la versatilidad” de esta técnica, capaz de “cortar y pegar” ADN de manera eficaz y barata, ha impulsado su adopción en los laboratorios de todo el mundo “para comprender la función de los genes y tratar enfermedades”.

La revolucionaria técnica de edición genética nació en España. Martínez Mojica (Elche, 1963), microbiólogo de la Universidad de Alicante, es quien acuñó el término CRISPR y el autor, en 2003, del crucial descubrimiento básico que dio origen a la técnica.

Sus investigaciones en las salinas alicantinas de Santa Pola sentaron los cimientos de este campo, al descubrir secuencias repetitivas de ADN que utilizan algunas bacterias como un mecanismo de defensa frente a las infecciones de virus.

Los trabajos posteriores de Doudna (Estados Unidos) y Charpentier (Francia) convirtieron los hallazgos del científico español en una “herramienta universal de edición genética” que ha abierto la puerta a futuras terapias capaces de combatir trastornos como el cáncer o el Sida.

En 2015, las bioquímicas Charpentier y Doudna ganaron el Premio Princesa de Asturias de Investigación Científica y Técnica, por su investigación para la “edición del genoma” y porque con su trabajo “abre posibilidades de desarrollar tratamientos dirigidos a enfermedades genéticas que actualmente carecen de terapias eficaces”.

Carpentier manifestó que está encantada de compartir el premio con Doudna y Martínez Mojica, y añadió que está convencida del enorme potencial biomédico de la técnica CRISPR.

“Me parece muy interesante su utilidad indirecta en experimentos en biomedicina, ya que nos puede ayudar a identificar genes defectuosos en modelos animales e identificar así dianas eficaces para nuevas terapias. La técnica nos va a ayudar a corregir mutaciones dañinas, en futuras terapias génicas”, dijo.

Doudna compartió el entusiasmo por el potencial de esta técnica en el campo de la biomedicina “para la investigación básica y avanzada sobre la actividad celular, pero también como una herramienta para curar enfermedades genéticas”.

La investigadora de Berkeley consideró que algunas de sus primeras aplicaciones “se centrarán en la mutación genética que causa la anemia falciforme, así como enfermedades que afectan al ojo".

Martínez Mojica afirmó que en su momento “no podía imaginar” la revolución que ha dado lugar su descubrimiento". Actualmente, el científico compagina la investigación básica en el CRISPR/Cas 9 de microorganismos con una cargada agenda como docente.

Enfatizó la importancia de la ciencia básica y aseguró que “si no se financia la investigación básica, no se puede avanzar”.

“Si no sabes cómo funciona un organismo, no puedes hacer frente a enfermedades; si no sabes cómo funciona un mecanismo de bacterias, no se te puede ocurrir desarrollar una técnica de edición genómica. Cada proyecto de ciencia básica es un árbol del que no sale un fruto, sino muchos”, sostuvo.

jpe

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