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La psicóloga Beatriz Lara Fontes, estudiante del posgrado en el Centro de Investigaciones Cerebrales (Cice), perteneciente a la Universidad Veracruzana, realiza estudios sobre la relación del cerebelo y la conducta sexual, con el propósito de ubicar las áreas específicas que participan en el evento.
La investigación está dirigida a la capa intermedia o de Purkinje, zona que envía toda la información que integra y procesa el cerebelo, fungiendo como la única vía de salida de información.
El beneficio de dicha investigación será la obtención de información precisa acerca del papel que desempeña el cerebelo en los procesos de la ejecución de la conducta sexual, específicamente en la capa de Purkinje, de suma importancia en circuitería del cerebelo.
“En mi trabajo, pretendemos mostrar que existe una posible correlación entre el patrón de activación de la capa de células Purkinje y la ejecución de la conducta sexual desde la fase apetitiva hasta la consumatoria. Poder obtener información acerca de estos procesos, nos da una idea clara de la plasticidad cerebelar, aprendizaje y también de la depresión a largo plazo que ocurre cuando los animales son sometidos a la conducta sexual”, explicó Beatriz Lara Fontes.
¿Qué regula la conducta sexual?
En entrevista con la Agencia Informativa Conacyt, externó que existe poca información acerca de la correlación entre el cerebelo y la conducta sexual, a pesar de ser esta estructura cerebral una de las regiones más importantes. El cerebelo es considerado sustancial para el sistema nervioso central, ya que tiene relación directa con la ejecución de movimientos finos, cognición y memoria.
En resultados preliminares de la prueba, encontraron que la distancia entre las células de Purkinje aumenta dependiendo del número de eyaculaciones que realiza el animal. Esa modificación demuestra que la estructura tiene un papel predominante en el procesamiento de información durante el aprendizaje y ejecución de la conducta sexual.
Para realizar el estudio, la investigadora se apoyó en modelos animales, específicamente con ratas macho. Los roedores son sometidos a pruebas de conducta sexual y posteriormente el tejido cerebelar es procesado mediante inmunohistoquímica para la marcación de proteínas.
La investigadora explicó, respecto a los modelos animales, que al utilizar otras especies se pueden modelar con eficacia fenómenos anatómicos y fisiológicos, que son de relevancia en el ser humano. En el caso de su investigación, precisó que el cerebelo de la rata posee una relación neuroanatómica muy parecida a la del ser humano, por lo que les permite realizar hipótesis y experimentos, y posteriormente extrapolar los hallazgos para entender la neurofisiología de la conducta sexual.
“Mucho de lo que se sabe de las enfermedades neurodegenerativas en humanos se ha dilucidado a través del estudio post mortem. En ocasiones, no se tiene el historial clínico del individuo, ni control sobre las variables que pueden dar datos erróneos acerca del fenómeno que queremos entender. Es por ello el beneficio de la investigación con modelos en animales, en este caso la rata, toma gran relevancia, ya que compartimos un gran número de características genéticas”, concluyó Beatriz Lara.
***Con información de la Agencia Informativa Conacyt