El hallazgo sitúa los primeros seres vivos capaces de imitar formas vegetales para ocultarse de sus depredadores cerca de 100 millones de años antes de lo que se pensaba.

Las modernas langostas verdes (Tettigoniidae) se ocultan de esa forma entre las hojas y las ramas, una característica que solo se había detectado en seres vivos a partir de la Era Mesozoica (hace entre 252 y 66 millones de años).

Un ejemplar fosilizado de la nueva especie, bautizada como Permotettigonia Gallica, fue encontrado en el sur de Francia por Romain Garrouste, André Nel y su grupo del Museo Nacional de Historia Natural de la Universidad de la Sorbona.

El análisis del fósil revela que había adquirido unas características de camuflaje similares a las de los modernos Tettigoniidae.

El registro vegetal disponible de hace 270 millones de años es incompleto, por lo que los investigadores no pueden identificar con precisión a que hojas de la época se parecía el insecto.

Aún así, el estudio de Garruste y Nel sugiere que el antiguo Permotettigonia Gallica debía de estar sometido a una presión por parte de sus depredadores similar a la de las actuales langostas verdes.

jpe

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