Más Información
Diputadas reafirman compromiso en 25N; María Teresa Ealy impulsa la prevención, protección y el empoderamiento
Ejército envía 100 elementos de las Fuerzas Especiales a Sinaloa; realizan labores de vigilancia en la entidad
“No habrá democracia plena mientras persistan desigualdades de género"; Rosa Icela Rodríguez llama a formar parte activa
Noroña se lanza contra Trump; qué aranceles deberíamos poner hasta que dejen de exportar armas y consumir drogas, cuestiona
Magistrada Mónica Soto defiende labor del Tribunal Electoral; sentencias han sido apegadas a la Constitución, afirma
INE analiza propuesta de Taddei para secretaría Ejecutiva; candidata está señalada por malversación de fondos
Cuatro voluntarios chinos completaron hoy una estancia de 180 días en una cápsula cerrada donde experimentaron la posibilidad de que el hombre pueda sobrevivir en un entorno aislado y cultive vegetales, ante posibles colonias humanas en el espacio, informó la televisión oficial CCTV.
Los voluntarios, tres hombres y una mujer, salieron después de pasar medio año aislados del mundo exterior, del recinto cerrado situado en la ciudad de Shenzhen, en el sur de China cerca de Hong Kong, saludaron a los periodistas y se abrazaron a sus familiares, según mostraron las cámaras de la televisión estatal china.
Dos operarios habían abierto poco antes la puerta presurizada que daba acceso al recinto, del que uno a uno fueron saliendo los cuatro participantes del experimento (Tang Yongkang, Luo Jie, Wu Shiyun y Tong Feizhou), vestidos con el mono azul típico de los astronautas chinos, sonrientes y sin aparentes signos de fatiga o enfermedad.
"Estamos ya más relajados, después de muchas presiones. Nos sentimos bien, y con mucho esfuerzo hemos cumplido la tarea", señaló a CCTV el doctor Tang, jefe del equipo, mientras su compañero de experimento Wu confesaba que su gran deseo en ese momento era "darse un baño y comer marisco".
Durante el experimento, patrocinado por el Centro de Astronautas de China, el Centro Aeroespacial de Alemania y la Universidad de Harvard, se midieron distintos signos vitales de los cuatro voluntarios, desde sus cambios psicológicos a biorritmos, pautas de sueño o cambios fisiológicos.
Los cuatro vivieron en una cápsula de 370 metros cuadrados, dividida en ocho compartimentos y que incluía un invernadero, donde cultivaron en condiciones artificiales soja, cacahuetes, lechugas, boniatos y coles, entre otros productos agrícolas.
"Estaría muy bien que pudiéramos plantar verduras en el espacio y comerlas", manifestó Tong, la única voluntaria del grupo, visiblemente emocionada cuando fue abrazada por su familia a la salida de la cápsula.
Las plantas formaron parte de un sistema ecológico interno establecido en la cápsula que permitía reciclar y regenerar el oxígeno y el agua, reduciendo la dependencia de suministros vitales procedentes del exterior, en vista a que en el futuro pueda haber colonias humanas plenamente autosuficientes.
China es uno de los países que más intensamente está explorando en la actualidad el espacio, al que ya ha enviado ya seis misiones tripuladas, la última los pasados meses de octubre y noviembre, con dos cosmonautas.
También ha enviado sondas lunares, por el momento no tripuladas, y prepara una similar a Marte, el planeta rojo.
jpe