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Cuando tenía 14 años, cuenta Hillary Clinton, le escribió una carta a la NASA ofreciéndose como voluntaria para ser astronauta.
La NASA le respondió en forma tajante: No se aceptan niñas.
"Fue la primera vez que me topé con un obstáculo que no podía superar a fuerza de trabajo duro y determinación, estaba furiosa", escribió Clinton en su libro Living History (Historia viviente).
Más de medio siglo después, y luego de mucho trabajo, determinación, y sobre todo, de numerosos obstáculos --algunos de los cuales se creó ella misma-- Clinton sigue sin esperanzas de hacer un viaje espacial. Probablemente tenga que conformarse con ser la primera mujer presidenta de Estados Unidos.
Su recorrido ha sido como ningún otro en la política estadounidense: gran promesa, reveses desgarradores, un escándalo, notable regreso a los primeros planos y, sobre todo, un replanteo de su vida y del papel de las mujeres en el gobierno. Ha sido un proceso que fascinó al país y al mundo.
Considere esto: ¿Hay alguna mujer más reconocible a nivel mundial que Hillary Clinton? Si Barack Obama fue un candidato presidencial surgido de la nada, Clinton es una candidata que parece venir de todas partes.
Se dio a conocer primero como la esposa de un gobernador del estado de Arkansas, después como la primera dama, la mitad del "dos por uno" que ofreció Bill Clinton cuando fue elegido presidente. Sumergida en escándalos, salió adelante y fue una pujante senadora de Nueva York, la primera primera dama que ocupa un cargo público mediante elecciones. Se postuló a la presidencia en el 2008 y sufrió una dolorosa derrota ante Obama.
Pero no bajó los brazos. Se reinventó nuevamente y fue secretaria de Estado de Obama, viajando a 112 países.
La conocíamos muy bien para entonces. O tal vez no tanto.
Tiene muchas capas y ha desempeñado varias funciones. Pero la rodea una sensación de impenetrabilidad, acentuada por su tendencia a guardarse las cosas, una característica que ha generado lo que hoy es visto como su mayor vulnerabilidad: el escándalo de los correos electrónicos.
Los últimos 14 años, y 20 en total, la encuestadora Gallup dijo que Clinton era la mujer más admirada por los estadounidenses. Pero a lo largo de los años se le dieron también otros títulos: Lady Macbeth. Cuadro de Washington. Robot. Ambición desmedida. Mentirosa congénita.
También se la tildó de heroína femenina. Rompebarreras. La mujer más preparada del salón. La candidata presidencial más capacitada de la historia. Amiga leal. Compañera sagaz. Madre. Abuela.
Ha habido figuras políticas divisivas en el pasado, pero cuesta encontrar alguien que haya recibido tantas evaluaciones contrastantes. ¿Es que cada persona tiene su propia imagen de ella?
jpe