Nuestros bebés han respirado por el cordón umbilical durante 40 semanas, jamás han usado las vías respiratorias; entonces, cuando nacen y les cortan el cordón umbilical a los pocos minutos ellos hacen un primer jalón de aire, se le llama respiración de fuego, digamos que estrenan la nariz y los pulmones en un segundo.

Al igual que el oxígeno, los bebés cuando están dentro de mamá no necesitan pedir comida; ellos reciben alimento las 24 horas por el cordón umbilical, jamás han tenido hambre y encima no saben hablar. Por eso el llanto no se debe minimizar, porque es una llamada de auxilio o una petición de algo, no lo hacen por molestar.

La bolsita de agua en la que han vivido durante nueve meses siempre ha estado calientita, ellos no saben de frío ni calor y jamás han usado ropa, lo único que los ha cubierto es el líquido amniótico de la bolsa. Entonces al nacer, sienten frío.

Igual que con la temperatura, los bebés en el vientre de mamá no pesan, están en agua y todos saben que en ella pesamos menos. Al nacer, la gravedad hace su trabajo y de pronto sienten su peso real en segundos al dejar el vientre materno.

Para ellos no ha habido nunca día y noche, siempre ha sido igual su vida dentro del vientre, además de que están acostumbrados al movimiento y a los ruidos, escuchan el ritmo cardíaco de su madre, los ruidos del proceso digestivo, el correr de la sangre por las venas y las voces de mamá y papá.

jpe

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