A 30 años de que se publicara el primer título de la colección La Ciencia para Todos, Un universo en expansión, de Luis Felipe Rodríguez —con más de 100 mil ejemplares vendidos en tres décadas— esta serie editada por el Fondo de Cultura Económica ocupa hoy un lugar prominente en la divulgación de la ciencia en español.
Con 239 títulos publicados —este año alcanzará los 244—, La Ciencia para Todos nació en 1984 con el apoyo de la Secretaría de Educación Pública y del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACyT), que hoy por hoy es uno de sus aliados más importantes en la tarea de difundir a nivel masivo la ciencia que se hace en México y en otras partes del mundo, a través de libros de fácil consulta.
El proyecto editorial se concibió primero como “La Ciencia desde México”, con el fin de divulgar el conocimiento científico en español a partir de libros breves, con un carácter introductorio y con un lenguaje claro, accesible y ameno. El objetivo era —y sigue siendo— despertar el interés en la ciencia entre un público amplio: principalmente jóvenes, pero también aficionados y lectores en general, con estudios de nivel básico y hasta los primeros años de licenciatura.
Hermana de otras colecciones del Fondo que también nacieron en la década de 1980, como Ediciones Científicas Universitarias y Biblioteca de la Salud, y con otras primas lejanas en el mundo de la divulgación: Metatemas, editada por Tusquets desde 1984 y Ciencia que Ladra…, publicada a partir de 2003 por Siglo XXI-Argentina, La Ciencia para Todos no ha perdido su ímpetu y a la fecha es “un catálogo en expansión”, en cuyo seno, además, se han creado dos exitosos certámenes: “Leamos la Ciencia para Todos” 1989-2016 —con cerca de 500 mil participantes a la fecha— y el Premio de Divulgación de la Ciencia Ruy Pérez Tamayo, que este año celebra su tercera edición.
En 1986 aparecieron los primeros 17 títulos de la serie, y tres años después, las tres instituciones coeditoras organizaron el concurso antes mencionado, que busca estimular la lectura de la colección y el surgimiento de vocaciones entre los estudiantes de pregrado.
Si bien en un principio la colección se conformó por títulos que daban a conocer los trabajos de investigación de los científicos mexicanos, esta amplió su convocatoria a todos los países hispanoamericanos y en 1997 cambió su nombre por el de “La Ciencia para Todos”.
En 2008 se renovó su diseño de interiores y de portada, esta última distingue ahora con un color diferente sus once áreas temáticas: astronomía, biología, ciencias aplicadas, ciencias de la Tierra, ciencias del mar, ecología, física, matemáticas, química, salud, y varia.
En 2011 se lanzó por primera vez el Premio Internacional de Divulgación de la Ciencia Ruy Pérez Tamayo, que surgió con el propósito de incentivar la escritura de libros para la colección, esta vez no sólo entre investigadores científicos, sino también se abrió a periodistas, divulgadores y escritores en general.
Este año, en colaboración con la Subsecretaría de Educación Superior de la SEP y específicamente de la Dirección General para Profesionales de la Educación, por primera vez se llevará La Ciencia para Todos a las bibliotecas de las 263 normales del país, además, habrá charlas y conferencias de los autores en las propias instituciones académicas.
Por otra parte, se distribuirán 3 mil ejemplares del libro ¿Gorditos o enfermos? La obesidad en niños y adolescentes, una obra que busca ser un instrumento práctico y de consulta para prevenir o, en su caso, combatir el sobrepeso y la obesidad desde edades tempranas, y del que es coautor el doctor Ruy Pérez Tamayo, a cuyo trabajo hace honor el Premio Internacional de Divulgación de la Ciencia que lleva su nombre.
A tres décadas de distancia, la colección y sus dos concursos bienales buscan consolidar su crecimiento, renovación y actualización, con un objetivo más ambicioso: hacer de la ciencia parte de la cultura general de los pueblos hispanoamericanos.
jpe