La sonda europea Rosetta concluye este viernes con éxito su pionera misión, en la que también registró dramáticos episodios, entre ellos un encuentro con asteroides, una hibernación y el convulso aterrizaje del módulo Philae.
Rosetta, que inició en 2004 un viaje de unos 6 mil 400 millones de kilómetros, finalizará su misión el 30 de septiembre cumpliendo con los objetivos marcados: recolectar datos para conocer mejor el origen de la Tierra y los inicios del Sistema Solar.
Los científicos de la Agencia Espacial Europea (ESA) la han considerado un éxito, a pesar del riesgo que entrañaba.
La sonda espacial, que despegó el 2 de marzo del 2004 desde la base de Kurú (Guayana Francesa), ha acabado haciendo historia al haber captado, a través de sus instrumentos de alta tecnología, información geológica que contribuirá a entender mejor el universo.
Cuando este viernes Rosetta impacte sobre una región de fosas activas en la "cabeza" del cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko -una mole de hielo, piedra y polvo de 10 mil 000 millones de toneladas y un volumen de 25 kilómetros cúbicos-, su misión acabará.
Entre medias hubo un larguísimo y accidentado viaje que incluyó el complicado lanzamiento del módulo de mediciones científicas Philae sobre la superficie del cometa, muy valioso por contener algunos ingredientes esenciales para el origen de la vida en la Tierra.
Desde que despegó en 2004, la sonda europea emprendió un sinuoso recorrido.
Orbitó en torno a la Tierra tres veces (2005, 2007 y 2009) y una vez en la de Marte para poder tener impulsos gravitatorio. En febrero de 2007, registró una crítica operación, precisamente en la órbita de Marte, pues pasó casi media hora bajo su sombra.
A Rosetta, que no estaba programada para estar sin luz, hubo que reprogramarla para evitar catastróficas reacciones.
La sonda se cruzó después con dos asteroides: el pequeño Steins, en septiembre de 2008, y el enorme Lutetia, en julio de 2010. En el primer caso, se llevó a cabo una peligrosa maniobra para poder captar información de Steins.
En el caso de Lutetia, la sonda europea tuvo que cortar su comunicación con la Tierra durante 40 minutos para poder centrarse en captar información de este gran asteroide de unos 130 kilómetros de diámetro.
Rosetta entró a continuación en un periodo de hibernación durante dos años, siete meses y 12 días.
La sonda, que funciona con paneles solares, se vio forzado a ello por estar a unos 800 millones de kilómetros de distancia del calor del sol, cerca de la órbita de Júpiter.
Todo el equipo se apagó, excepto el ordenador a bordo y algunos dispositivos de calentamiento internos.
El 20 de enero del 2014 fue la fecha escogida para "despertar" a Rosetta, que, para entonces, estaría más cerca del Sol, a unos 673 millones de kilómetros.
Después de unos tensos 18 minutos de espera, se registró vida en la sonda, que, propulsada de nuevo por el calor solar, ponía definitivamente rumbo hacia Churyumov-Gerasimenko.
En agosto de 2014, Rosetta se preparó para aproximarse al cometa. La maniobra final de aterrizaje resultó más compleja de lo inicialmente previsto debido a la inesperada forma del Churyumov-Gerasimenko. En vez de forma de patata, tenía una apariencia de doble lóbulo.
La sonda comenzó entonces a buscar un lugar para que su módulo Philae aterrizase en seguridad. Una tarea muy complicada debido a la encrespada orografía del cometa, repleto de cráteres, grietas y rocas.
El 12 noviembre de ese año, Rosetta puso la rampa de aterrizaje para que Philae se instalase en la superficie de "Chury", pero no sucedió como estaba previsto: en vez de posarse, Philae rebotó y acabó finalmente por quedarse en una grieta de la superficie helada del cometa.
Se le perdió el rastro desde entonces hasta que una foto tomada por la cámara OSIRIS de Rosetta halló el módulo el 2 de septiembre del 2016.
A pesar del accidente, la ESA aseguró que Philae pudo completar "en torno al 80 %" de las actividades para las que estaba diseñado, como tomar imágenes del cometa durante el descenso y desde la superficie, encontrar restos orgánicos en su anfitrión y perfilar las condiciones del cometa.
Y eso que tuvo que hibernar, por falta de luz solar, cerca de siete meses, entre noviembre del 2015 y junio del 2015.
Con un presupuesto de mil millones de euros, la misión Rosetta está considerada como una de las más importantes en la historia de la industria aeroespacial europea y la exploración del Sistema Solar y fue reconocida en 2014 por la revista científica Science como uno de los diez descubrimientos del año.