Fortalecer la alianza académica entre países de América Latina para el estudio y evaluación de un fenómeno ambiental con repercusiones a nivel global fue uno de los principales resultados del 2o Curso Latinoamericano sobre la Acidificación de los Océanos, celebrado este mes en nuestro país.

El curso teórico-práctico, que tuvo como sedes el Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada (CICESE) y la Universidad Autónoma de Baja California (UABC), contribuyó con el entrenamiento de estudiantes procedentes de 15 países latinoamericanos.

A través del financiamiento de la Agencia Internacional de Energía Atómica, se logró reunir en México a especialistas de Suecia, Francia, Estados Unidos e Inglaterra que participaron en el curso como profesores.

Al término del curso, los asistentes concluyeron que establecer internacionalmente protocolos estandarizados de investigación facilitará el intercambio de datos y la obtención de un panorama regional de los impactos de la acidificación de los océanos en América Latina.

¿Por qué estudiar la acidificación de los océanos?

En entrevista con la Agencia Informativa Conacyt, Victoria Díaz Castañeda, organizadora del curso e investigadora del Departamento de Ecología Marina del CICESE, explica que las actividades humanas como la quema de combustibles fósiles, la deforestación y la producción de cemento —sobre todo a partir de la Revolución Industrial— son algunos de los factores que han incrementado de manera significativa el dióxido de carbono (CO2) en la atmósfera y los océanos captan alrededor de la tercera parte de esas emisiones.

El dióxido de carbono absorbido por el océano se traduce en un descenso en la acidez (pH) del agua de mar, lo que a su vez altera la disponibilidad de iones carbonato y dificulta la formación de estructuras de carbonato de calcio, proceso conocido como calcificación. Diversos organismos forman estructuras de este mineral, como los corales, moluscos, equinodermos, crustáceos, poliquetos, foraminíferos y algunas algas, explicó Díaz Castañeda.

Como resultado, estas especies pueden reducir su crecimiento y su capacidad reproductiva y, aunque subsistan a los cambios químicos del agua, algunas partes de su organismo pueden ser más frágiles como consecuencia de la acidificación del océano, lo que las puede hacer más vulnerables a la depredación, agregó.

"El cambio climático es un problema actual, bien identificado y urge un plan de reducción de emisiones de CO2, así como promover la investigación en acidificación de los océanos, los efectos, los impactos, adaptación, mitigación. Debemos proteger los servicios ecosistémicos, la productividad del océano y la sustentabilidad en nuestro planeta”, aseveró la investigadora.

Fortaleciendo la metodología

Pedro Medina Rosas, estudiante mexicano, y Celeste Sánchez Noguera, estudiante costarricense, ambos asistentes del curso, practicaron en equipo con la utilización de calceína, un marcador que evidencia el crecimiento de organismos calcificadores, en este caso de almejas, poliquetos, abulones y larvas de erizo.

Con un análisis comparativo, pudieron observar que los organismos que se encontraban en un ambiente normal lograban crecimiento, lo que no ocurría, o lo hacían en menor medida, aquellos que fueron expuestos a la reducción del pH.

“La parte experimental era principalmente un ejercicio pero nos permite darnos cuenta de la complejidad que tiene este tipo de experimentos, no son cosas como la gente piensa, tan fácil, eso conlleva varias situaciones adicionales”, opinó Celeste Sánchez Noguera.

Como parte de otro de los cuatro equipos que se conformaron en el curso, Francisco Navarrete Niebla, estudiante ecuatoriano, y Luisa Saavedra, estudiante chilena, participaron en una práctica para observar los efectos de la acidificación oceánica en la eficiencia de la fecundación en una especie clave y económicamente relevante: el erizo de mar.

Navarrete Niebla explicó que para ello se hizo una fertilización en diferentes condiciones de pH y analizaron la eficiencia de la fecundación a nivel esperma-óvulo, así como también con gametos por separado, sometidos a condiciones de acidificación previa a su fecundación.

“Lo interesante que se planteó en la práctica es la idea de poder aplicar el experimento ya bien desarrollado, cada uno en su país, con sus especies, y al final podríamos hacer una evaluación de cómo va funcionando el sistema”, añadió el estudiante.

jpe

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