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Los manglares constituyen una importante barrera contra los fenómenos naturales que azotan las costas de todo el mundo. Sin embargo, y aunque es conocida su importancia como ecosistema para diferentes especies animales y vegetales, se ha visto una disminución de estos en varias regiones debido al factor humano, a través de la tala y actividades agrícolas, ganaderas y turísticas, entre otras.
Edmi Itzel Rojas Aguilar, joven oriunda de la comunidad de Palmillas en el municipio de Escuinapa, Sinaloa, trabaja desde hace más de 12 años en la restauración de manglares de la zona Marismas Nacionales, que abarca 220 mil hectáreas en las costas de Sinaloa y Nayarit.
En entrevista para la Agencia Informativa Conacyt, Rojas Aguilar, de apenas 23 años, platicó respecto al programa de restauración de manglares que lidera en Sinaloa, así como de los alcances que este ha logrado.
La joven es una apasionada del rescate de los manglares, por lo cual ha buscado difundir esta pasión en escuelas a través de campañas de concienciación. En 2013, desarrolló un programa para la restauración de manglares, mismo que al momento ha logrado la restauración de más de 100 hectáreas.
“Marismas Nacionales es uno de los humedales más importantes a nivel internacional ya que los manglares tienen una función de absorber mucho más dióxido de carbono que los árboles. De hecho, desde el punto de vista ecológico, está considerado como el árbol de mayor importancia”, compartió la entrevistada.
Ya desde hace al menos tres décadas, la población de manglares comenzó a decrecer, privando de refugio a más de 150 tipo de aves migratorias y otras especies. “No sabíamos por qué, pero estaban desapareciendo. Entonces nos dimos a la tarea de investigar y hacer chequeos de salinidad”.
Cabe señalar que los manglares necesitan de una proporción de agua dulce y agua salada para su desarrollo. Sin embargo, las aguas de Marismas ya no aportaban suficiente cantidad de agua dulce, por lo que se dio un fenómeno de cristalización y comenzaron a desaparecer.
El programa de restauración
A decir de Rojas Aguilar, los manglares soportan hasta 70% de agua salada, el resto debe ser agua dulce. A través de refractómetros se comprobó que la salinidad del agua era de 160 partículas de sal por cada mil, lo cual superaba la tolerancia de los manglares.
“Para que un manglar pueda sobrevivir tiene que tener agua dulce y agua salada. Son ecosistemas completamente inundables y soportan cambios muy bruscos. Pueden estar en sal o en agua dulce, pero siempre tiene que haber una combinación”, dijo.
“Mientras estábamos en el lugar, vimos cangrejos y curiosamente donde estaban los cangrejos la salinidad era mucho más baja. Esto es porque como hacen sus cuevitas por ahí conducen el agua y el agua subterránea es agua dulce”, señaló la joven.
La estrategia fue entonces imitar a los cangrejos para dotar de agua dulce los manglares a través de canales en forma de S. “La idea era que la misma marea cuando subiera dejara la semilla del mangle y esta se incrustara en las curvas para luego irse estableciendo”, comentó.
El proyecto contó con la asesoría de investigadores del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), unidad Mazatlán, principalmente del doctor Francisco Javier Flores Verdugo.
La administradora turística egresada de la Universidad de Occidente extensión Escuinapa es la única integrante mujer de la Sociedad Cooperativa Triunfo Pesquero de Palmillas, formada por 104 pescadores de la región, todos varones. Fueron 30 miembros de esta cooperativa quienes apoyaron el proyecto a través del esquema de empleo temporal, durante dos meses.
Los canales son de un metro de profundidad por uno de ancho; la longitud va desde uno a los tres kilómetros. Una vez hecho el canal, los índices de salinidad comienzan a disminuir luego de una semana aproximadamente. Como referencia, los restauradores vigilan que se establezca en los canales una pequeña planta llamada vidrillo (Mesembryanthemum crystallinum), la cual indica que la salinidad es idónea para que el manglar se desarrolle.
Resultados
En 2013, la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp) aportó 100 mil pesos para el proyecto, con lo cual se reforestaron 50 hectáreas de mangle. Al momento, se han restaurado 100 hectáreas con germinados que en algunas zonas ya alcanzan hasta un metro de altura. Rojas Aguilar señaló que los canales no necesitan cuidados adicionales, únicamente se hace monitoreo.
La joven señaló que se logró que 85% de las plantas quedaran establecidas. “Esto significa que dentro de unos 30 años vamos a tener un manglar de más o menos seis metros. El crecimiento es lento, pero desde que nace va generando beneficios”.
Actualmente, el programa de restauración solo abarca algunas zonas de Marismas Nacionales en Sinaloa. Rojas Aguilar espera que se le dé difusión a este proyecto para implementarse en otras latitudes.
“Ni a nivel nacional ni mundial hay alguien haciendo por los manglares lo que nosotros hacemos. Es en realidad algo muy sencillo y natural: es una técnica, no una máquina”, afirmó.
Beneficios de los manglares
De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el papel de los manglares es relevante tanto económica como ecológicamente, como recurso natural y como protección del ambiente. Ello, ya que el manglar proporciona una barrera natural que protege la costa contra huracanes, inundaciones, tsunamis y otros fenómenos naturales.
Además, la madera del mangle constituye una fuente de leña y material para construcción. Es también hogar y fuente de alimento para crustáceos, anfibios, algunos peces y camarones, así como refugio temporal para aves migratorias.
Según estudios científicos desarrollados en Estados Unidos y Finlandia, los manglares tienen una gran capacidad para asimilar carbono en el suelo, hasta cuatro veces más que otros bosques tropicales. Es por ello que la pérdida de manglares impactaría directamente en la generación de gases de efecto invernadero, acelerando el cambio climático.
jpe