Un grupo de expertos identificó una proteína única en los osos de agua o tardígrados que les hace tolerantes a condiciones meteorológicas extremas tras secuenciar su genoma, según un estudio divulgado hoy en Nature.

La investigación detectó un gen en el tardígrado, considerada la especie más resistente del planeta, cuya proteína confiere resistencia frente a los daños en el ADN de las células cultivadas humanas.

Esa pequeña especie acuática invertebrada es conocida por su enorme resiliencia y por su capacidad para afrontar con éxito temperaturas extremas. Además, puede pasar décadas sin agua, al reemplazar ese elemento por un azúcar llamado trehalosa.

Según los hallazgos del estudio, esas proteínas únicas identificadas en los tardígrados son relevantes a la hora de ayudar a las células a tolerar los daños en el ADN.

El estudio señala que los osos de agua son capaces de sobrevivir en condiciones medioambientales extremas, incluidas el vacío del espacio o en presiones muy altas, si bien no se conoce exactamente cómo lo logran.

Precisamente, esa habilidad ha llevado a los expertos a investigar sus genomas.

El primer genoma secuenciado de los tardígrados revela que durante su evolución adquirieron una cantidad significativa de genes procedentes de otras especies, mediante la llamada transferencia horizontal de genes.

No obstante, el origen de la tolerancia de esa especie ante entornos extremos ha sido siempre un misterio.

El experto de la Universidad de Tokio Takekazu Kunieda y un grupo de colegas presentaron en este estudio un genoma de alta calidad de la especie de tardígrado R.Variornatus.

Durante sus experimentos, no hallaron ninguna evidencia de que se hubiera realizado una amplia transferencia horizontal de genes en esa especie aunque sí encontraron que, comparado con moscas y lombrices, había en ella un incremento de los genes responsables de la tolerancia a los entornos azarosos.

Los científicos identificaron en ese gen una proteína, que creen que es única de los tardígrados, que se adhiere al ADN y puede ayudar a proteger las células humanas cultivadas frente a la radiación de rayos X.

Tras haber llevado a cabo una minuciosa comparación entre los genes del tardígrado y los de otras especies, los autores constataron que probablemente el gen que codifica esa proteína protectora es único en su estirpe.

jpe

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