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En los sistemas de agua potable de Centroamérica "se desperdicia más del 60%", dijo hoy la secretaria ejecutiva del Comité Regional de Recursos Hídricos (CRRH) del Sistema de la Integración Centroamericana (SICA), Patricia Ramírez.
"Centroamérica es rica en agua todavía, pero botamos mucha y la contaminamos; en algunas partes se desperdicia por fugas y por el mal manejo de tubería", indicó Ramírez en San Pedro Sula, en el norte de Honduras, donde presentó una ponencia durante el Segundo Foro Centroamericano de Cacao, que finaliza hoy.
Ramírez expuso sobre la "Variabilidad y cambio climático en Centroamérica y sus posibles impactos en la cadena del cacao".
"No es que no tenemos agua, es que no sabemos usarla", enfatizó.
Añadió que el cambio climático ya está impactando mucho y que el panorama no augura nada bueno con el aumento de la temperatura del planeta, que, según expertos, podría subir en 4 grados centígrados de aquí a 2050 y en ocho al cerrar 2100.
"Pero si el agua la sabemos trabajar nos puede servir más bien para generar mejores condiciones", señaló Ramírez al advertir que "Centroamérica tiene que prepararse".
Cuando se habla de adaptación al cambio climático, que es lo que debe hacer Centroamérica, es aprender cómo el clima afecta actualmente los cultivos, encontrar cuáles son esas condiciones de riesgo e introducir cambios y mejoras para reducir ese impacto, subrayó.
La adaptación y las medidas que se adopten es lo que hará que la agricultura de Centroamérica no sufra los impactos del cambio climático, que afectará a todos los países, dijo Ramírez.
"Todos los países serán afectados pero en diferente forma, porque la afectación no es la misma si se está hablando de café, cacao, pesquería, producción de maíz o mangos, porque cada sector tiene diferente actividades y momentos en los cuales una temperatura extrema, la falta o exceso de agua los puede afectar", agregó.
Según Ramírez, en cuanto al cambio climático, no se puede hablar de la agricultura como un todo, sino de actividades particulares y hay que analizarlas por separado.
Dijo además que recuperar el clima agradable de antaño del mundo "llevará varios siglos" y que "por eso hay que adaptarnos a esas nuevas condiciones, hacer un uso mejor y eficiente del agua, porque vamos hacia un clima más seco, más caliente".
"Tenemos que aprender una construcción de edificios que no dependan tanto del aire acondicionado, que usen ventilación y más luz natural, en lugar de eléctrica, y tener en las casas sistemas para que el agua no se desperdicie, con grifos que se cierran solos y usar paneles solares", recalcó.
Ramírez también recomendó aprender a hacer cosechadoras de agua recolectando la procedente de la lluvia que puede ser utilizada en lavado y otras actividades, menos para beber.
"Hay muchas cosas que podemos hacer y al cambio climático podemos verlo no como una tragedia, sino como una gran oportunidad, porque en tanto aprendamos los centroamericanos a usar mejor nuestros recursos, vamos a ganar haya cambio climático o no", señaló.
Uno de los productos que demanda un alto consumo de agua es el café, tema sobre el que Ramírez indicó que quizá no hay que sustituir su cultivo, sino mejorar los sistemas de lavado y reciclar el agua, la que después pueda servir de riego para otros cultivos.
Entre los productores de cacao que asisten al foro centroamericano, el criterio casi generalizado es que se deben impulsar acciones a nivel regional para que el impacto del cambio climático no les afecte tanto.
"Tenemos que ver qué hacemos. El otro enfoque es no sentarnos a decir que son los chinos, los 'gringos' (estadounidenses) y europeos los que contaminan más el planeta", expresó Ramírez.
La experta considera, además, que mientras los países desarrollados que más contaminan la tierra resuelven sus problemas, los centroamericanos no se pueden sentar y cruzar de brazos a esperar que les caiga la tormenta, sino "empezar a trabajar ya" en medidas para contrarrestar los efectos del cambio climático.
jpe