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El ex director ejecutivo del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), Achim Steiner, advierte de que el planeta se está "quedando sin agua" y de que su escasez podría ser una fuente de conflictos en las próximas décadas.
"Nos estamos quedando sin agua en muchos países", alerta Steiner en una entrevista, pocos días después de abandonar la dirección del PNUMA tras más de una década, un mandato extrañamente largo para un directivo de la ONU.
La escasez de agua es uno de los problemas más acuciantes a los que se enfrenta el planeta, según el experto germano-brasileño, uno de los mayores especialistas en políticas medioambientales a nivel mundial.
"Entre el 30 y el 40 por ciento -de la población del planeta- vivirá en condiciones de escasez de agua en los próximos 20 años. Esto puede desencadenar muchos conflictos. Podemos vivir 72 horas sin agua, y luego morimos", avisa.
La apuesta de Steiner para evitar este horizonte es la modernización agrícola: "Si no averiguamos cómo producir más eficientemente, viviremos en circunstancias extremadamente desafiantes, en las que mucha gente no tendrá agua garantizada durante años, con implicaciones de seguridad y económicas".
Sin embargo, para el exdirector del PNUMA, el "desafío más inmediato" al que nos enfrentamos es el cambio climático.
"No puedo pensar en nada similar en la historia humana: en menos de media década cada nación vaya a tener que reinventarse a sí misma para abandonar la senda de una economía dependiente de los combustibles fósiles", abunda.
El establecimiento de "emisiones per cápita" podría ser, en su opinión, una vía para llevar a cabo la descarbonización, estrategia fijada en la Cumbre del Clima (COP21) de París para evitar que la temperatura del planeta no aumente los peligrosos 2 grados a finales de siglo.
Steiner lamenta que tanto el acuerdo de París como la Agenda 2030 que establece los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU "son reflejo de un mundo que llega a acuerdos mucho más rápido de lo que es capaz de actuar".
Sin embargo, se muestra optimista al afirmar que aunque haya países que no cumplan con los compromisos de París, "el mundo tolerará cada vez menos a los lobos solitarios".
EEUU, China o Europa han entendido en los últimos años que no pueden quedarse al margen de los grandes acuerdos en materia medioambiental, que "la decisión de un país de ignorar sus compromisos impone en el resto del mundo un precio muy elevado".
Esta lógica se extiende también a los países en desarrollo, interesados en reducir la contaminación en sus ciudades, disponer de gasolinas más limpias o sufrir menos cáncer y enfermedades respiratorias.
África, de hecho, ha tenido un gran impacto en el diseño de las políticas medioambientales de la ONU en las últimas décadas, dictadas desde el PNUMA, con sede en la capital de Kenia, enclave que Steiner considera "privilegiado".
"El hecho de que el PNUMA esté en Nairobi ha sido un gran activo para la organización porque su identidad se ha formado a partir de la realidad de las naciones en desarrollo. Y porque lo que pasará en África en los próximos 50 años será uno de los cambios más significativos que afectarán al mundo", aventura.
A pocos kilómetros de su antigua oficina, Steiner habla sobre los desafíos medioambientales rodeado del frondoso jardín de su casa estos años, en el que se utiliza compost y se aprovecha todo el agua de la lluvia.
Cuenta que, en sus primeros años como director del PNUMA, pagó de su bolsillo por las emisiones derivadas de sus frecuentes viajes en avión, cuando el Programa de la ONU todavía no tenía un sistema de compensación por estas actividades contaminantes.
"Tenemos que aceptar que todos somos parte de la solución", remarca.
El próximo septiembre se convertirá en director de la prestigiosa Oxford Martin School, institución dedicada a investigar soluciones a "los problemas globales más urgentes del siglo XXI".Steiner se reserva así un papel importante en este momento clave de la Historia: "Las decisiones que tome nuestra generación determinarán dónde acabaremos".
jpe