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La breve historia de un mosquito se contrarresta con su gran capacidad de multiplicación. Pueden estar solos o flotando en grupos, pero son alrededor de 400 huevos los que puede depositar una hembra de Aedes aegypti en un depósito de agua no mayor al que podría contener el plato debajo de una maceta.
Rápidamente la larva se convierte en pupa y después en el mosquito de ocho milímetros que se ha convertido en el vector de peligrosos virus como el Zika que hoy moviliza al mundo entero en busca de respuestas para luchar contra sus efectos.
Según datos de la OMS, desde el primero de enero del 2007 hasta el 13 de abril del 2016, el Zika ha sido documentado en 66 países, 42 de ellos lo experimentan por primera vez desde su aparición en 2015 en América.
Los más recientes miembros de este grupo son Belice y Santa Lucía. A nivel nacional, según datos del Sistema de Vigilancia epidemiológica del Zika de la Secretaria de Salud, existen 239 casos confirmados; más de la mitad corresponden al estado de Chiapas.
Recientemente los científicos no sólo llegaron a un consenso sobre el virus del Zika como causante de microcefalia, el último reporte de los Centros de Prevención para el Control de las Enfermedades (CDC) en EU, a través de una publicación en el New England Journal of Medicine, señala que el Zika también muestra evidencias que apuntan a una relación causal con otro trastorno neurológico: el Síndrome de Guillain-Barré (GBS). En este sentido, son 13 países los que han informado sobre una mayor incidencia de GBS tras la confirmación de infección del virus del Zika entre estos pacientes.
La microcefalia es una malformación en la que el niño nace con una cabeza más pequeña de los parámetros considerados normales o que deja de crecer después del parto. Los niños nacidos con microcefalia pueden tener convulsiones y presentar discapacidades físicas y de aprendizaje cuando crecen. No hay tratamiento específico para su tratamiento y generalmente se diagnostica al nacer. Se puede hacer un diagnóstico prenatal mediante ecografía del feto, pero la probabilidad de lograrlo es mayor cuando este procedimiento se realiza al final del segundo trimestre (28 semanas) o en el tercer trimestre de la gestación.
Por otra parte, el Síndrome de Guillain-Barré es una afección rara en la que el sistema inmunitario del paciente ataca los nervios periféricos. Personas de diferentes edades pueden verse atacadas por este síndrome, pero es más frecuente en adultos del sexo masculino.
Las personas con síndrome de Guillain-Barré necesitan tratamiento que consiste básicamente en inmunoterapia. Se calcula que entre el 20% al 25% de los casos se ven afectados los músculos torácicos, lo que dificulta la respiración de los afectados. Aunque los casos graves son raros, pueden llegar a producir una parálisis casi total del cuerpo.
Sin embargo el reporte publicado en el New England Journal of Medicine, señala que si bien es claro que existe el riesgo de que las mujeres infectadas con el virus del Zika tengan bebés con microcefalia u otros defectos neurológicos como el mencionado GBS, no todas ellas tendrán necesariamente hijos con estos problemas.
Según declaraciones de Tom Frieden, director de los CDC, “ Ahora está claro que el virus causa microcefalia, pero aún quedan muchas preguntas que resolver sobre el virus”. Algunas de estas son en qué momento preciso del embarazo aumenta el peligro para el feto y la manera precisa en que el virus afectará a la madre o a su embarazo con efectos congénitos.
Productos potenciales
Según cifras de la la OMS, se estima que el Aedes aegypti causa 50 millones de infecciones al año, incluidas las del dengue, fiebre amarilla, Chicungunya y, por supuesto, Zika. Es así que durante sus alrededor de 60 días de brevísima existencia, el pequeño Aedes se convierte en un arma infecciosa imparable.
No hay barreras que impidan que atraviese fronteras, además ha ganado territorios gracias al cambio climático en el que está sumido el planeta y las constantes movilizaciones humanas en todo el mundo.
Otro punto más a favor del Zika: ya no se trata sólo de que el virus pueda viajar a través de la sangre de los humanos para encontrar un nuevo vector y ser diseminado con él, hoy también se sabe que la transmisión del virus es posible a través del contacto sexual.
Así mientras la replicación del virus parece un maremoto incontrolable, los laboratorios de todo el mundo buscan respuestas inmediatas para minimizar sus daños. Según la OMS, existen alrededor de 15 grupos en todo el mundo trabajando en una vacuna contra el Zika. La gran mayoría se encuentra en sus primeras etapas de desarrollo pero las opciones más avanzadas son dos: una vacuna de ADN en los Estados Unidos y un producto inactivado en Brasil.
Según reportes de la revista Nature, la primera está siendo desarrollada por los Institutos Nacionales de Salud (NIH) y para su desarrollo se utiliza material genético del Zika para inducir una respuesta inmune. Aunque los investigadores saben muy poco acerca del virus, tienen un bagaje muy amplio sobre los flavivirus, caracterizados por un tamaño en común de entre 40 y 60 nanómetros, así como material genético que se encuentra en una cadena de ARN de polaridad positiva.
Esta tecnología ha sido provada previamente por los investigadores del NIH en una vacuna experimental contra el virus del Nilo Occidental, una flavivirosis de origen africano subsahariano.
La segunda vacuna referida está siendo desarrollada por el Instituto Butantan en Sao Paolo y se espera que podría ser probada en humanos en 2019. Las llamadas vacunas inactivadas son producidas con microorganismos muertos. Se considera que son más estables y seguras que las vacunas “vivas”, pues los microbios no pueden mutar al estado en el que causaban la enfermedad. Para la OMS este tipo de productos son los que tiene mejores características para determinados grupos-objetivo, como la inmunización de las mujeres en edad fecunda, que en el caso del Zika son el grupo más vulnerable.
Durante la reunión mundial convocada por la OMS el mes pasado en Ginebra, Suiza, para estudiar los aspectos más relevantes en torno a la alerta sobre este virus, se reconoció que aunque el desarrollo de vacunas es imprescindible para responder a la expansión potencial de los brotes, éstas podrían llegar demasiado tarde en el corto plazo para los países actualmente afectados e incluso para futuras olas infecciosas.
La enseñanza del Ébola
Con este panorama también en la reciente reunión de la OMS se presentó un proyecto para una vacuna de emergencia. La consulta pública sobre este proyecto se iniciará pronto con la intención de que pueda ser aprobada a la brevedad posible. En este sentido, funciona cabalmente la pregunta: ¿De qué le está sirviendo el reciente brote de Ébola al Zika? La respuesta es que a partir de la epidemia de Ébola hay nuevos protocolos de evaluación de productos experimentales para poder ser utilizados en casos de emergencias.
Mary-Paule Kieny, Subdirectora General de los Sistemas de Salud e Innovación de la OMS, recientemente señalaba que cuando los productos potenciales alcanzan una fase avanzada en los ensayos con resultados prometedores, hay oportunidad de realizar procedimientos de evaluación para desarrollar productos médicos con mayor velocidad. Según la especialista esto no significa que los productos no tengan estándares de calidad, sino que se trata de reducir los tiempos de los exámenes que antes podrían durar décadas y de ser menos burocráticos en los procedimientos. Finalmente se trata de poner en la balanza la cantidad de vidas que se pueden salvar con la aceleración de algunos procesos.
Pero las nuevas investigaciones no sólo se centran en la carrera por lanzar la primera vacuna, en el terreno de los productos terapéuticos, se están realizando estudios sobre medicamentos y otros tratamientos que podrían prevenir la infección en grupos vulnerables, de forma similar como se hace, por ejemplo, con el paludismo. Esta opción preventiva parece, por el momento, ser más factible y rápida que un tratamiento curativo.
Para expertos de los CDC, si bien el virus del Zika es una de las causas de microcefalia y de otros defectos graves en el cerebro fetal, aún queda mucho por aprender. Los especialistas están en pleno proceso de recolección de datos para comprender de manera específica a quiénes y hasta qué punto afecta el virus del Zika, sin embargo ya hay evidencia suficiente para afirmar que la infección por el virus en una mujer no embarazada no supondría un riesgo de defectos congénitos en embarazos futuros una vez que el virus esté fuera de su sangre, de hecho probablemente los anticuerpos la protegerán contra una futura infección.
kal