Desde hace un par de años en China  se puede revisar la información sobre los contaminantes de algunas de sus principales poblaciones urbanas a través de aplicaciones descargables que ubican las emisiones en tiempo real, incluso de fábricas cercanas. Es así que basta consultar el teléfono celular para saber hasta los índices de las peligrosas PM2.5, según las diferentes áreas donde se habita.
El problema de la contaminación atmosférica en este país asiático se  volvió tan grande que al gobierno le fue imposible seguir escondiendo la información sobre el letal contenido del aire. La población exigió saber a lo que se enfrentaba y cada vez existen más datos para diseñar la estrategia del día: aventurarse a las calles con tapabocas o “encerrarse a piedra y lodo”.

En este país donde se ha privilegiado la censura y la poca claridad en la información, el acceso a este tipo de datos representa un gran avance, sin embargo los chinos son conscientes de que aún falta mucho para que las cifras sean totalmente confiables, pues las emisiones que tendrían que reportar fábricas y otros generadores importantes de contaminantes aún están comprometidos con el  crecimiento económico de esta nación.

Un billón de personas en China tienen que lidiar con el problema de la contaminación como una cuestión de supervivencia cotidiana, sin embargo un reciente estudio de la Universidad de Beijing sobre la calidad del aire en sus cinco ciudades más grandes, señala que durante los últimos tres años ha disminuido el impacto de las peligrosas PM 2.5, básicamente por normas más estrictas en la regulación de las emisiones. 
A pesar de esto, el estudio dirigido por el Doctor Chen Songxi es realista al subrayar que sin embargo las condiciones aún están lejanas de ser aceptables, pues el límite establecido por la OMS es de 35 microgramos de PM2.5 por metro cúbico, sin embargo para los chinos 75 microgramos son considerados aceptables y sus niveles cotidianos han llegado a superar por mucho esta cifra. En México la laxitud es casi la misma: 65 microgramos de estas partículas son aceptables.
Monitoreo y confiabilidad
Aunque los niveles de contaminantes aún sean altos, para la comunidad científica internacional ya significa un avance que los países tengan  sistemas para monitorearlos.  Muchas ciudades en el mundo no monitorean  ni notifican a sus poblaciones sobre la calidad del aire. Esto ha limitado a organizaciones internacionales, como la OMS,  establecer comparaciones cualitativas, sin embargo este organismo ha reunido información suficiente sobre la contaminación atmosférica urbana en muchas ciudades del mundo con el fin de propiciar respuestas apropiadas para proteger la salud pública contra sus efectos nocivos
En este sentido, el reporte de la OMS, titulado "Prevención de la enfermedad a través de ambientes saludables: evaluación global de la carga de enfermedad por los riesgos ambientales", acaba de cumplir 10 años desde su primera publicación y en su última actualización de datos destaca que las muertes por enfermedades no transmisibles (ENT) atribuibles a la contaminación atmosférica (incluyendo  exposición al humo de tabaco), ascienden a 8.2 millones de muertes anuales. Las enfermedades cardiovasculares, como accidentes cerebrovasculares y las cardiopatías isquémicas, ocupan los principales porcentajes.
Para la OMS la medición de las partículas finas de 2.5 micrómetros o menor diámetro es considerada la mejor forma de establecer los niveles de riesgo para la salud derivados de la contaminación del aire.

En los países de altos ingresos, alrededor de 900 ciudades informan sobre niveles de PM2.5, mientras que en los países de bajos y medianos ingresos, menos de 90 ciudades realizan mediciones anuales de PM2.5. 
La mayoría de los reportes de altos índices de contaminación atmosférica provienen de Asía. El uso del carbón en países como China e India ha mantenido sus índices contaminantes.

China se ha comprometido a reducir su uso en más de 150 millones de toneladas para el 2020, mientras que la India se ha mostrado  renuente a bajar el uso de este combustible fósil.

Durante la conferencia de las Partes COP 21 Sobre Cambio Climático se establecieron una serie de compromisos para impulsar las energías limpias antes del 2030, donde cobra importancia su alianza con países del primer mundo para el desarrollo de la energía solar, pero a pesar de esta proyección para impulsar las energías limpias, no se han realizado cambios a fondo sobre  otros de los factores que desencadenan la contaminación cotidianamente.

El parque vehicular antiguo, el uso generalizado de biocombustibles para cocinar y la quema de cultivos son otros de los principales factores de contaminación en Nueva Delhi.

El transporte público, viejo e ineficiente, ha propiciado que se incremente el uso de automóviles particulares en la capital, donde conforman más del 75% del parque vehicular. Según el informe sobre salud y contaminación atmosférica de la OMS, anteriormente citado, existen ejemplos de ciudades en países con economías en desarrollo que han logrado incluso aumentar su esperanza de vida simplemente instaurando eficientes estrategias de movilización. 
El reporte pone como ejemplo a Curitiba, en Brasil, con su sistema de metrobús que sirvió de modelo para replicarse en otras naciones latinoamericanas como Colombia, Ecuador  y por supuesto, México. El reporte indica que una de las virtudes del modelo de esta ciudad  es que logró conectar eficazmente los líneas del metrobús con la mayoría de sus principales sistemas de transporte público y que ha logrado integrar eficazmente los circuitos del metrobús con espacios verdes peatonales y caminos especiales para bicicletas.

“A pesar de que su población creció cinco veces en los últimos 50 años, los niveles de contaminación del aire en esta ciudad son comparativamente más bajos que en muchas otras ciudades de rápido crecimiento y la esperanza de vida es 2 años mayor que el promedio nacional”, se lee en el reporte.
Según datos del Clean Air Institute (CAI), una organización sin fines de lucro formada en 2006 para mejorar la calidad del aire, en América Látina y el Caribe por lo menos 100 millones de personas están expuestas a niveles de contaminación del aire por encima de los recomendados por la OMS.

El problema es que más de la mitad de los países de este territorio no tienen sistemas de medición de las partículas PM2.5, así que sus efectos sólo se vuelven visibles a través del impacto social y económico  de las enfermedades que provocan.
De ángeles y demonios
La ciudad de Los Ángeles empezó a crear sus primeras estrategias contra la contaminación hace 50 años, sin embargo durante la década de los 80 se hicieron famosas las “idílicas” imágenes de la ciudad en un atardecer, mientras las puntas de los edificios más altos de la ciudad parecían flotar como los únicos puntos de referencia sobre una neblina amarillenta.

Uno de los grandes problemas de esta ciudad norteaméricana es su falta de lluvia. Los Ángeles sólo recibe 381 mm de precipitaciones  al año, lo que propicia aún más la acumulación de contaminantes. Una de las estrategias fundamentales para bajar los índices de contaminación fue la  exigencia, por parte del gobierno de California, de que sus habitantes adquirieran vehículos de bajas emisiones.
Las partículas contaminantes de los vehículos han disminuido más del 95% desde 1960, principalmente gracias a nuevas generaciones de vehículos más limpios pero también, según los analistas, a diferentes políticas públicas como por ejemplo estimular que  las empresas le den oportunidad a sus empleados de que realicen el trabajo desde casa cuando esto sea posible, para así evitar  más desplazamientos. 
Aunque  el número de alertas  alertas medioambientales bajó de 100 a prácticamente cero en tres décadas, sigue siendo ubicada como una de las más contaminadas de EU y uno de sus problemas más evidentes continúa siendo el transporte público, el problema por excelencia de las urbes.

Para el doctor Erik Velasco, de la Alianza para la Investigación y la Tecnología Singapur-MIT, los casos más exitosos  de estrategias relacionadas con la movilización han sido en ciudades donde se ha remplazado los autobuses de combustión interna por transporte eléctrico. “En muchas ciudades europeas, tranvías y trenes eléctricos son la única fuente de transporte”.

Para limitar el número de vehículos, en  Alemania han funcionado las políticas de las zonas de baja emisión. Los habitantes los puntos más contaminados no pueden tener auto a menos que se trate  de un vehículo más eficiente en el uso del combustible.  En este sentido otra de las estrategias que ha  funcionado a capitales  de la talla de Londres es restringir el acceso a las zonas céntricas mediante el pago de un impuesto que limite el acceso de autos particulares.

kal

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Noticias según tus intereses