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Un fósil de 26 millones de años que pertenece a un antepasado de los odontocenos, un subgrupo donde se encuentran los cetáceos dentados, ofrece pistas sobre el origen del oído y la comunicación de los delfines, según unestudio divulgado este miércoles en Australia.
El equipo del Museo Victoria y la Universidad Monash realizó tomografías computarizadas del interior de un fósil del hueso del oído de un ejemplar de xenorophidae, una de las primeras familias ya extinta de cetáceos odontocenos, que pertenece al estadounidense Museo Nacional de Historia Natural del Instituto Smithsonian.
Los investigadores hallaron "cuán similar es el oído interno (cóclea) del xenorophidae al de las especies vivientes de los cetáceos dentados. Estos animales ciertamente eran casi capaces de ecolocalizar como los cetáceos dentados modernos", dijo Travis Park, autor de este estudio.
"La evolución de la ecolocación habría ocurrido rápidamente después de que los cetáceos dentados se separan de sus parientes más cercanos, lo que debió ser fundamental en su diversificación y dispersión temprana por los océanos y ríos de todo el mundo", agregó Travis.
Los delfines modernos y otras ballenas dentadas utilizan frecuencias complejas sonoras o "ecolocaciones" para comunicarse entre sí, navegar las aguas profundas y cazar.
Ellos son los únicos animales marinos que poseen esa habilidad de escuchar y analizar estos sonidos de alta frecuencia.
"Ellos han debido evolucionar de algo que no tenía todos los trucos de los odontocenos. ¿Cómo fueron entonces esos animales y cómo comenzaron su travesía hacia los supersentidos sónicos?", se pregunta el coautor del estudio Erich Fitzgerald, curador del Museo de Victoria.
"La búsqueda del origen de ese grupo de criaturas extraordinarias continúa", sentenció Fitzgerald, al referirse a este estudio publicado en la revista Biology Letters.
kal