Variedades mejoradas de chile habanero con denominación de origen, vinos de miel, cultivos de henequén con 30% más de fibra, recuperación de suelos mediante una planta con propiedades alimenticias conocida como ramón (Brosimum alicastrum) e incubadoras de tecnologías de la información. Estos son algunos de los proyectos de innovación científica en Yucatán.

La ciencia se posa de igual forma en los anaqueles de un supermercado que en los reportes sobre el cambio climático, pero una idea finalmente se materializa  gracias a la generación de  políticas públicas adecuadas,  financiamiento, relaciones con la industria y la generación de capital humano apto para no hacer de la innovación una ocurrencia, sino un producto o herramienta que cubra necesidades específicas de la sociedad.

Para fomentar estos engranajes, los parques científicos y tecnológicos han resultado instrumentos efectivos en la mayoría de los casos. Según cifras de la Asociación Internacional de Parques de Ciencia (IASP) existen más de 400 en todo el mundo. Esta organización los define como organismos gestionados por especialistas cuyo principal fin es incrementar la riqueza de su comunidad mediante la innovación así como la competitividad de las empresas e instituciones que se les asocian o se crean en su entorno.

En nuestro país suman 34 organismos del género,  que también han favorecido la descentralización de la ciencia. El caso más reciente es precisamente el del Parque Científico Tecnológico de Yucatán. Se acaba de inaugurar una primera fase de su desarrollo que hoy comprende 18 edificios, entre laboratorios, centros de investigación y unidades de servicios. También hay una residencia para 50 estudiantes, pero proyectada para 350. Cuatro edificios más están en proceso de construcción y se espera que las ocho empresas que ya tienen terrenos en el parque puedan empezar a edificar para hacer crecer las 98 hectáreas hasta hoy urbanizadas, de un total de 223.

Para entender su historia es necesario remontarse al 2008 cuando se creó por el Sistema de Investigación, Innovación y Desarrollo Tecnológico del Estado de Yucatán (SIIDETEY). Este organismo integra importantes instituciones, tanto a nivel estatal como federal. Tales son los casos de la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY) y el Instituto Tecnológico de Mérida (ITMERIDA); así como UNAM, CINVESTAV, CIATEJ, CIESAS, y CICY, entre otros. Ante la necesidad de integrar al sector académico con el  gubernamental y la iniciativa privada mediante proyectos que potencializaran los recursos propios del estado, se inició la construcción del referido parque.

Caminar a contracultura

El Doctor Raúl Godoy Montañez, a cargo de la recién formada Secretaría de Investigación, Innovación y Educación Superior del Gobierno de Yucatán explica que el primer paso fue integrar a la comunidad científica más importante del estado y establecer  el tipo de ciencia que se necesitaba

“Decidimos  que queríamos proyectos de largo plazo, de cinco años cuando menos; laboratorios de clase mundial pero compartidos con la comunidad; e investigaciones en conjunto, de preferencia entre instituciones. Los primeros años creamos los instrumentos para que las políticas públicas que los apoyaran se pudieran poner en práctica”. El éxito de los proyectos gestados por el SIIDETEY y los apoyos financieros dieron la oportunidad de extender la infraestructura.

Yucatán ha tenido un desarrollo importante en áreas como tecnologías de la información y agrobiotecnología. Para el fortalecimiento de la primera área se inauguró recientemente al interior del parque El Centro de Innovación y Desarrollo Tecnológico Heuristic, planificado como una aceleradora del tipo de las que hay en Silicon Valley.

En la segunda área  destaca El Banco de Germoplasma con su biofábrica que impulsa las investigaciones en el cultivo de tejidos; así como  la Planta Piloto Procesadora de Alimentos con el laboratorio de innovación que busca darle un valor agregado a los productos regionales.

Godoy Montañez explica que un ejemplo de los proyectos que han impulsado en el área de agrobiotecnología gira entorno a un producto emblemático de Yucatán: el chile habanero.

Aproximadamente hace seis años se inició una colecta de este tipo de chiles. Se recolectaron 400 variedades y se trabajó durante cinco años para seleccionar las  más útiles según las diferentes necesidades de los productores, como los cultivos a cielo abierto  o los que requerían un chile con una coloración específica o un grado especial de picante.

Al  final se hizo una selección de ocho variedades con todos los estudios necesarios para patentarlas y que hoy se resguardan en su Planta Productora de Chiles Habaneros.

En su Banco de Germoplasma, Godoy  menciona  proyectos como la selección de una variedad de henequén que se puede empezar a cosechar un año antes de lo normal y que produce 30% más de fibra, así como el cultivo de tejidos de variedades de cocoteros que pueden soportar enfermedades que han diezmado las poblaciones de estas plantas en todo el mundo durante los últimos años.

El entrevistado señala que el parque también propone innovaciones apoyando a un empresario que identifica un problema o reto sobre determinado producto y se acerca a los investigadores para encontrar una solución.

En la reciente inauguración del parque en su primera etapa de desarrollo, el funcionario explica que se dio un anuncio que beneficia directamente esta relación, pues se promulgaron reformas a la Ley de Ciencia y Tecnología, así como a la Ley Federal de Resposnsabilidades Administrativas de los Servidores Públicos.

“Ahora  el investigador y la institución de la que provenga pueden gozar de los beneficios de los acuerdos que tomen en el desarrollo de tecnología y prototipos para un empresario. Esta era una de las grandes ataduras que tenía México para hacer que sus investigadores se involucraran más en procesos de generación de valor”.

El funcionario señala que para fortalecer los ejes que conforman a todo el país, cada estado tiene que concentrarse en sus  vocaciones y capacidades específicas en cuanto a innovación científica se refiere.

Además de las áreas mencionadas, Yucatán ha concentrado sus capacidades en otras temáticas vinculadas con la tecnología de costas, las enfermedades tropicales y el medio ambiente.

“La Reforma Energética detona el interés por la industria petrolera y las energías en lo general en  los últimos dos años, por lo que hemos tenido que prepararnos de manera intensiva para eso. En este sentido, otro reto del parque es atraer el repositorio internacional de imágenes de satélites, muy útil también para la industria del petróleo”, señala el funcionario.

Para el doctor Godoy, quien fuera durante ocho años rector de la Universidad Autónoma de Yucatán,  uno de los grandes retos que enfrenta la ciencia en la actualidad también es mejorar los perfiles de quienes buscan integrarse al quehacer científico.

“Se deben  sumar más jóvenes a las carreras relacionadas a las ingenierías, matemáticas y física. Las ciencias duras han sido uno de los grandes temas deficitarios en la formación de la educación básica. El país todavía requiere formar más investigadores e incorporarlos a las instituciones e industria de manera activa”.

En este sentido cualquier proyecto que fomente la ciencia y propicie la especialización es fundamental, pues  México tiene 0.9 investigadores por cada mil integrantes de la Población Económicamente Activa (PEA). Aún está muy lejos de países punteros como Corea, con una cifra que se mueve por arriba de 11 investigadores.

kal

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