Investigadores de la Universidad de Oviedo (norte de España) han realizado un estudio pionero con el que han logrado trazar la "radiografía lingüística" de tres síndromes genéticos al estudiar las diferencias en la expresión oral de niños con los síndromes de Down, Williams y X Frágil.

Los resultados de este proyecto, denominado "Syndroling", revelan gran variabilidad en función de las distintas alteraciones genéticas y la necesidad de terapias logopédicas específicas, informó la institución académica en un comunicado.

Asimismo, los trabajos destierran la falsa creencia de que el margen de aprendizaje de estos niños está muy limitado por su grado global de discapacidad intelectual.

El objetivo es diseñar tratamientos de logopedia específicos para cada síndrome y adaptados además a los distintos momentos y contextos del desarrollo, explicó el investigador principal del Grupo de Investigación en Logopedia y Lenguaje Infantil (LOGINO, Eliseo Diez-Itza.

Así, se podría diseñar una intervención logopédica y educativa "que optimice los puntos fuertes y no encalle en los débiles", explicó.

El análisis comparado de los tres síndromes revela, a juicio de Diez-Itza, un panorama "extraordinariamente complejo y dinámico" en el que se observa cómo las distintas alteraciones genéticas determinan perfiles lingüísticos diferentes.

Este investigador señaló que de esa radiografía comparada se pueden establecer ya puntos de relativa fortaleza y debilidad, que varían en función de los síndromes, y que, además, cambian a lo largo de la vida de los afectados.

Los resultados de este proyecto de investigación muestran notables diferencias en los perfiles lingüísticos de los afectados por los diferentes síndromes independientemente del grado de discapacidad intelectual.

Para llegar a estas conclusiones, los especialistas estudiaron la forma de expresarse, la gramática y el uso del lenguaje, durante horas de grabaciones y análisis, de 12 niños con Síndrome de Down, otros tantos con X Frágil y otros doce con el de Williams, que compararon con 240 pequeños con desarrollo típico.

El director del proyecto indicó que los niños con síndrome Down pueden tener inicialmente un vocabulario gestual comparable al resto, memoria visual para la lectura y comprensión de las situaciones comunicativas.

Estos puntos de fortaleza relativa deberían aprovecharse para compensar las dificultades gramaticales y fonológicas, características del síndrome, que limitan su expresión verbal y dan una impresión de mayor discapacidad.

De ahí que, a juicio de este especialista, sobre la base de su vocabulario gestual y con apoyo visual, la intervención temprana facilitaría un mejor aprendizaje.

Los niños pequeños con síndrome de Williams, pese a que pueden tener un cociente intelectual similar a los niños con síndrome de Down, presentan un lenguaje muy parecido al de los no afectados por alteraciones genéticas.

Además, tienen buena habilidad para la música y pueden llegar a memorizar centenares de canciones.

Sin embargo, y a pesar de su extraordinaria sociabilidad, desde el punto de vista lingüístico presentan dificultades específicas a la hora de seguir conversaciones y de narrar cuentos o episodios de la vida cotidiana.

El experto advirtió de que el aparente desarrollo normal de su expresión oral hace que, en muchos casos, no se intervenga cuando, sin embargo, deberían recibir también tratamientos específicos.

Por su parte, el síndrome de X Frágil, la primera causa hereditaria de discapacidad intelectual, aporta un perfil a su vez muy diferente de los dos anteriores.

Son niños con muchas dificultades de socialización, tímidos y retraídos y, en ocasiones, pueden llegar a confundirse con autistas, advirtió el investigador.

La expresión es su punto débil a los tres años, pero se convierte en el fuerte a los 6 ó 7 años, y llegan a hablar bastante bien desde el punto de vista fonológico y morfosintáctico, pero en la conversación tienden a perseverar en los mismos temas o introducir temas no relacionados.

kal

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