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Cien mililitros de agua tibia se inyectan al interior de una bolsa para hidratar unas hojas de espinaca que complementan la cena de Scott Kelly, integrante de la misión número 45 en la Estación Espacial Internacional (ISS), donde permanecerá durante un año.

Afortunadamente hoy los astronautas también pueden aspirar a un menú con vegetales recién cosechados. Gracias al proyecto Veggie (Vegetal Production System), recientemente se cultivaron en el espacio por primera vez lechugas aptas para el consumo humano, como un experimento para ampliar la autosuficiencia en la generación de alimentos lejos de la Tierra.

A 15 años de la Expedición 1, las principales investigaciones que se realizan en la Estación Espacial se centran justamente en desarrollar todas las herramientas posibles para la supervivencia  en misiones cada vez más prolongadas.

El primer paso es poder llevar a los humanos a Marte, pero después los viajes se podrían prolongar con diferentes objetivos. Es así, que año con año los retos y avances se han ido multiplicando.

Un cultivo de vegetales que en Tierra podría parecer poca cosa, a 400 kilómetros sobre la Tierra (la distancia de la órbita en la que se encuentra la ISS) significa todo un logro científico, que además representaría a futuro un ahorro sustancial en los millonarios costos de las misiones espaciales.

Se calcula que transportar un kilo de alimentos cuesta alrededor de 20 mil dólares y considerando que en los quince años de historia de la Estación Espacial Internacional se han realizado más de 26 mil 500 comidas, las multiplicaciones inflan las cifras por diferentes frentes.

Según datos de la NASA, el presupuesto que destina esta agencia espacial para la ISS es de 2300 millones de dólares al año. En una conferencia de prensa  transmitida desde la estación hace unos días, precisamente Kelly señalaba  que la cooperación internacional es lo que ha mantenido, literalmente, el proyecto a flote, pues solamente el trabajo y las aportaciones económicas en conjunto podrían haber desarrollado el laboratorio científico más importante creado por la raza humana.

Cuestionado sobre algunos proyectos, como  establecer estaciones espaciales independientes principalmente con objetivos turísticos, Kelly señaló que la ISS es muestra de que la supervivencia en el espacio es posible y abrir las posibilidades para que más personas puedan vivir la experiencia de estar en el espacio, es de celebrarse y finalmente es parte de las fronteras que se abren día con día más allá de la Tierra.

La Estación Espacial Internacional empezó a formarse desde 1998 cuando los rusos colocaron el módulo Zaryá. Después los estadounidenses hicieron lo propio con el nodo Unity y finalmente, antes de la llegada de los primeros humanos, los rusos colocaron un tercer módulo: Zvezda, con sistemas de soporte para la vida cotidiana de los nuevos tripulantes.

Finalmente en noviembre del año 2000  los primeros astronautas llegaron a habitar la ISS. En ella han permanecido ininterrumpidamente durante 15 años, cuando menos con dos personas a bordo.

Algunas de las amenazas que se han incrementado a lo largo de este tiempo las representa la basura espacial. Cada vez es más recurrente que los astronautas se tengan que refugiar en la nave Soyuz, que sirve para transportar a las tripulaciones, ante el peligro de que un fragmento pueda impactar contra la Estación, que sin embargo no ha sufrido afectaciones graves.

Actualmente, la principal representación de las agencias espaciales internacionales que la habitan, la conforman Rusia, EU, la Unión Europea y Japón, sin embargo Italia, Canadá, y Brasil también contribuyen significativamente al proyecto. Por ejemplo, la Agencia Espacial Canadiense es la encargada del brazo robótico SSRMS, también denominado Canadarm, un dispositivo que proporciona mantenimiento a la estación, haciéndola lucir por fuera como un gigantesco robot con “brazos” listos para reparar desperfectos en su superficie exterior y que ha servido de inspiración para revolucionarios instrumentos quirúrgicos.

Estudios sobre los cristales de proteínas integraron la primera investigación realizada a lo largo de su historia. Esta ha derivado en el desarrollo de alternativas para el tratamiento de la distrofia muscular de Duchenne, como un ejemplo del impacto en la Tierra que tienen las investigaciones realizadas en el espacio y que cobran especial importancia en el área médica.

Otras de las principales áreas de investigación con potenciales resultados en la salud humana, según Sam Scimemi, director de la Estación Espacial  por la NASA son: nuevos medicamentos para la pérdida de hueso, desarrollo de vacunas contra la salmonela y alternativas de estudio para el tratamiento del cáncer de próstata.

Uno de los avances más propositivos en materia ambiental, es el uso de la imagenología hiperespectral utilizada para el monitoreo climático; mientras que tecnologías desarrolladas en el espacio como los sistemas para purificar aire y  agua, están muy asimilados en la vida en la Tierra.

Las investigaciones científicas en estos laboratorios son logros cuya eficacia se puede confirmar a  largo plazo, pero son ejercicios fundamentales para el desarrollo de la humanidad; sin embargo esa falta de “resultados inmediatos” es la que ha ocasionado muchas críticas relacionadas con el presupuesto que absorben.

Nuevas estrategias

Se había visualizado el final de la Estación Espacial Internacional para el 2020, pero este año Rusia y Estados Unidos decidieron ampliar los planes de colaboración hasta el 2024. La idea de alargar su vida útil es no truncar muchos de los proyectos actuales que se realizan y que están fundamentalmente enfocados a impulsar la llegada de los humanos a Marte en el 2030.

Existen varios planes para continuar las investigaciones en el espacio. Por primera vez un astronauta permanecerá un año en la ISS.

Para Scimemi esto significa explorar al máximo los efectos de las células T, que forman parte del sistema inmunitario y se forman a partir de células madre de la médula ósea.

Estos estudios no sólo permitirían que los astronautas tengan mayores posibilidades de supervivencia en viajes muy largos, sino estudiar diferentes aspectos de la biología del envejecimiento, así como enfermedades que afectan el sistema inmunitario.

Julie Robinson, la jefa de investigación científica de la ISS por la NASA ha señalado que  su extensión, al menos hasta 2024, le da los científicos lo que más se requiere: tiempo para hacer los experimentos y generar teorías que no se podrían realizar en ningún otro lugar.

“También ahora que los vehículos de carga comercial sirven regularmente en la Estación Espacial, la ventaja es que se puede generar una transición de esta órbita a 400 Kilómetros de la Tierra, de exclusiva a accesible”, señala. Para los especialistas de la NASA se están abriendo nuevos mercados ligados al espacio que a la larga abrirán oportunidades de negocio y crecimiento que beneficiarán a la ciencia también reduciendo los costos en el mantenimiento de nuevos laboratorios espaciales que no necesariamente se tengan que restringir para el uso gubernamental.

Para los especialistas, el financiamiento de los sectores privados tendrá mucho que ver con su futuro. Por su parte la Agencia Espacial Rusa (Roscosmos) continúa con sus proyectos de anexar más módulos a la ISS en los próximos años y que a la larga se podrían mantener como una estación independiente con nueva tecnología. Algunos proyectos presentados ante la NASA para después del 2024 son nuevas estaciones con tecnología para vencer la ingravidez y contrarrestar el efecto de los rayos cósmicos.

Por su parte, la Agencia Espacial Europea (ESA), a través de la voz de su director, Johann-Dietrich Woerner, ha planteado y defendido reiteradamente la idea de su “Aldea Lunar”, el establecimiento de una serie de laboratorios, también mediante la cooperación internacional, donde se pueda dar continuidad a los trabajos de la ISS, además de trabajar en nuevos campos de exploración asentados en territorio lunar.

Para el científico los beneficios de las misiones espaciales ya se filtran  en nuestra vida cotidiana de una forma u otra, así que lo que no se puede detener es la generación de este conocimiento.

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