La mañana del 30 de junio de 1908 no fue una más para los antiguos tunguses, etnia de origen mongol, que habitó el norte de Siberia. Muy temprano, y en cercanías del río Tunguska Pedregoso, se disponían a hacer sus labores de pastoreo de renos cuando vieron una bola de fuego que se movía velozmente en el cielo. Segundos después se generó una fuerte explosión que arrasó con un área equivalente a una y media veces el tamaño de Bogotá, Colombia.

Las consecuencias del llamado evento de Tunguska fueron devastadoras: cerca de 80 millones de árboles fueron fulminantemente derribados y se registraron alertas por posible descarrilamiento de trenes a casi 700 kilómetros de distancia, incluido el famoso ferrocarril Transiberiano.

No solo en Rusia se sintieron los efectos, el estallido fue registrado por estaciones en varias partes del mundo midiendo variaciones en la presión atmosférica y ondas sísmicas debido a la onda de choque generada. La enorme liberación de energía, de unas mil veces la bomba de Hiroshima, hizo posibles noches brillantes en varias partes de Europa, en las que se dice se podía leer un periódico sin luz artificial.

El evento de Tunguska sigue generando controversia, pero la hipótesis más aceptada lo relaciona a un cuerpo procedente del espacio, probablemente un cometa, de casi 100 metros de diámetro, que explotó a pocos kilómetros sobre la superficie terrestre y por eso casi no dejó rastros.

Hace poco, un grupo de investigadores afirmó haber encontrado el cráter, a unos 5 kilómetros del lugar de la explosión, en lo que hoy es el lago Cheko, aunque se requiere de mayores investigaciones.

Desde su origen, nuestro planeta ha estado expuesto a amenazas extraterrestres, que incluso se asocian a grandes extinciones,como el asteroide que se cree causó la desaparición de los dinosaurios hace 65 millones de años. Esto nos recuerda la existencia y el movimiento de cientos de miles de cuerpos que acompañan a los planetas en el vecindario solar.

lo podremos comprobar una vez más, pero ahora sin consecuencias nefastas. Ese día, el asteroide 2015 TB145, descubierto hace apenas dos semanas, se aproximará a escasamente 1,3 veces la distancia de la Tierra a la Luna. Podrá ser visto con telescopios y, muy posiblemente, con binoculares.

kal

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