En la Cordillera del Himalaya, a más de ocho mil metros de altura, se encuentra el origen del cannabis, como se le denomina al género de herbáceas de la familia Cannabaceae. La Cannabis sativa tiene más de 400 componentes químicos y se considera que alrededor del 15% de éstos son cannabinoides.

La principal sustancia activa en la marihuana es el delta-9-tetrahidrocannabinol (THC), encargado de estimular a los receptores cannabinoides (RCB) localizados en la superficie de las neuronas y que forman parte de un sistema de comunicación en el organismo con diferentes efectos fisiológicos.

Estas sustancias han sido empleadas ancestralmente para tratar diferentes afecciones médicas, pero la investigación científica sobre sus efectos ha sido limitada ante las restricciones legales en su uso.

La marihuana es la droga ilícita más usada en el mundo, se calcula que existen más de 180 millones de consumidores. Pero más allá del uso recreativo que se le ha dado, cada vez se intentan explorar con mayor profundidad sus posibilidades médicas.

Para el doctor Óscar Prospéro García, del Departamento de Fisiología de la Facultad de Medicina de la UNAM, especialista en neurociencias, la investigación científica  no está interesada en la marihuana, sino en sus principios activos.

“Tal  como cualquier otra planta capaz de reportar efectos  positivos en el organismo, los químicos aíslan las sustancias activas, se prueban y después de varios estudios, de procesos muy largos de estudio, finalmente se pueden ofrecer al público. La gente piensa que los que nos dedicamos a su estudio podemos recomendar fumarla, pero esa no es nuestra expectativa, es poder envasar el principio activo y darlo responsablemente”.

El especialista explica que esto es lo que sucede en algunos estados de Estados Unidos donde se ha reglamentado su uso, y donde se utiliza el THC para pacientes con SIDA o cáncer. Se estimula su apetito, además de que es una sustancia efectiva para reducir nausea y dolor.

“En este sentido es menos efectivo que la morfina, pero esta última crea intolerancia muy rápidamente, entonces brinda  una posibilidad cuando se busca proteger al paciente de este efecto”.

En México no se utiliza de esta manera porque no está autorizado.

En el laboratorio del Doctor Prospéro García se dedican a estudiar el efecto de los principios activos de la marihuana prácticamente las 24 horas del día, pero sin utilizar directamente la planta.

“En colaboración con químicos de la Facultad y el Instituto de Química, así como investigadores de la FES Zaragoza, estamos sintetizando moléculas que no sean principios activos de marihuana pero que puedan facilitar la acción del sistema que nuestro cerebro tiene con los llamados endocannabinoides, la mariguana endógena que todos producimos en nuestro organismo”.

Explica que lo que se busca es generar fármacos que tengan como blanco las enzimas que degradan a los endocannabinoides. “Al inhibirlas, los cannabinoides tienen más tiempo para actuar en nuestro cerebro y de esta forma podamos regular alguna dolencia, sin necesariamente involucrar   un principio activo de marihuana”.

Esto ha generado una versatilidad de estudios en su laboratorio.

“Trabajamos en colaboración con un grupo en Italia que está generando muchos fármacos para probar estas reacciones. Nosotros al no tener autorización de COFEPRIS para estudiar los principios activos de la marihuana, entonces necesitamos comprar sustancias más caras y selectivas”.

En su laboratorio estos estudios buscan desarrollar  una nueva posibilidad médica para facilitar el sueño. También se busca inhibirlo en los casos de pacientes que sufren trastornos como la narcolepsia, personas  con inesperados ataques de sueño que  les impiden vivir una vida en vigilia.

El especialista comenta que activando sustancias endógenas a través del receptor CB1, se puede inducir al individuo a entrar en fases profundas de sueño que al cerebro le resultan placenteras.

“Ningún fármaco en la actualidad facilita esas fases. De hecho, las ‘píldoras’ para dormir llegan a intervenir con las fases profundas del sueño y sólo trabajan en las fases superficiales”, señala uno de los líderes mundiales en este tipo de estudio.

Existen varios grupos en todo el mundo con diferentes investigaciones médicas sobre el uso de los cannabinoides. El especialista destaca por ejemplo a científicos españoles  del Instituto de Neurobiología Ramón y Cajal y sus estudios sobre el Parkinson.

“Hay varias esperanzas sobre las sustancias activas de la marihuana, en el sentido de que puedan ayudar a prevenir o revertir daños de determinadas enfermedades”.

El especialista en neurociencias y neurobiología señala que sin embargo actualmente la mayoría de los estudios están en fases experimentales.

“El área en donde si hay más evidencias sobre el uso de los cannabinoides es la que se enfoca en el manejo del dolor. Incluso en nuestro país se utiliza un fármaco para este fin en la Clínica del Dolor. Se llama nabilona y actúa con el receptor CB1. Es un principio activo que nos ayuda a controlar el dolor después de que otros fármacos no han logrado el efecto deseado”...

Caminar a contracultura

El Centro para la Comprensión de la Epilepsia del Centro Médico Langone, en Nueva York, presentó a principios de abril un estudio sobre los efectos del cannabidiol, un componente sin efectos psicoactivos, para reducir las convulsiones en niños y adultos con episodios de epilepsia severa.

Los 213 participantes del estudio tenían edades entre los 2 y 43 años. Pacientes con los síndromes de Lennox-Gastaut y de Dravet, enfermedades  que muestran los graves efectos de la epilepsia, fueron incluidos en la investigación.

El estudio reportó altos índices de mejoría en los pacientes, sin embargo el doctor  Orrin Devinsky, a cargo de la investigación mencionada, subrayó que  aunque los resultados iniciales son prometedores, aún queda mucho tiempo por delante para conocer los regímenes de dosificación adecuados del cannabidiol para cada uno de los trastornos relacionados.

"En este clima de mayor aceptación hacia la marihuana medicinal, es crucial que siempre exista investigación científicamente validada y una correcta guía para la atención del paciente”, anotaba el experto sobre este estudio.

En nuestro país hace poco se hizo pública la petición de los padres de una niña precisamente con el síndrome de Lennox-Gastaut para la importación de un medicamento con cannabidiol.

Esta enfermedad pertenece al grupo de encefalopatías epilépticas graves que se caracteriza por convulsiones frecuentes, así como limitaciones en el desarrollo intelectual de los pacientes.

También la enfermedad  es conocida  por su difícil tratamiento, por lo que los padres esperan conseguir nuevas esperanzas de tratamiento para su hija  a través de este método que demuestra ciertos avances, pero aún en fases experimentales.

Para el doctor Prospéro García, es muy importante ofrecer información clara sobre las verdaderas expectativas del uso de una sustancia, pues también puede ser muy peligroso ofrecer falsas esperanzas a los padres con hijos que tienen epilepsia refractaria (de episodios severos).

“A nivel experimental se ha visto un efecto que parece prometedor, pero en la literatura científica aún no hay suficiente información al respecto”.

Sin embargo, el especialista mexicano señala que este caso con tanto eco mediático podría ayudar a impulsar las investigaciones científicas al respecto.

“En México necesitamos por lo menos dos cosas para lograr un reporte científico  responsable: autorización para la utilización de los principios activos de la marihuana con los controles adecuados y recursos. No podemos negar que la ciencia es cara y esas dos cosas nos fallan para lograrlo”.

Con los recursos y la autorización adecuada, probablemente faltarían poco años para lograr que estudios como los que realiza el doctor Prospéro García sobre el sueño, se materializaran en opciones tangibles.

“El trabajo de los científicos siempre está buscando lo que se denomina medicina tradicional, pasar del modelo animal al humano. Nuestra investigación ya está en ese nivel, pero hacen falta lo mencionado para lograrlo”, señala pero sin dejar de insistir sobre la importancia de la gente esté bien informada.

“Simplemente hay que irnos con cuidado, porque también hay gran presión de la gente que quiere la mariguana para fines recreativos y que usa la bandera de los fines médicos para tratar de legalizar su uso. El discurso no es que no se consuman drogas, simplemente son cosas diferentes y lo importantes es que todos puedan conocer qué es exactamente lo que consumen y sus efectos”, finaliza.

kal / jram

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