El Sol es el objeto astronómico más importante. Gracias a él se formó nuestro planeta y pudo brotar la vida hasta permitir el surgimiento de nuestra especie, que ahora desarrolla la tecnología para escudriñar los misterios del astro rey.

Uno de los aspectos que más inquietaban a los antiguos observadores del cosmos eran ciertas ‘cicatrices’ que se observaban en la superficie solar. Pasaron varios siglos antes de concluir que aquellas manchas son evidencia directa del campo magnético que emerge de la estrella, llegando a permear el espacio interplanetario hasta los límites del sistema solar.

A comienzos del siglo XVII se empezó a contar con regularidad el número de manchas que se observan en la superficie del Sol. Así se descubrió el llamado ciclo solar, de aproximadamente 11 años de duración.

Un trabajo reciente, liderado por la investigadora Valentina Zharkova, de la Universidad de Northumbria (Reino Unido), predice una disminución del número de manchas solares a partir del 2030.

Esto significaría una reducción de la actividad solar, que traería como consecuencia la disminución de fenómenos explosivos en la atmósfera solar. Si las predicciones de Zharkova son correctas, el Sol entraría en un período muy similar al que se observó a mediados del siglo XVII.

Durante el llamado periodo del ‘Mínimo de Maunder’, desde 1645 y por espacio de 70 años, el Sol prácticamente no mostró manchas en su superficie. En ese momento no parecía algo extraño, pues solo en 1843 se descubrió el ciclo solar. Ahora se sigue investigando la razón por la que el Sol interrumpió su actividad ‘normal’ en ese entonces.

También se estudia este periodo porque coincide con la llamada ‘Pequeña Edad de Hielo’ en la Tierra, en la que Europa se sumergió en un intenso frío. Algunos relacionan directamente la ausencia de manchas en el Sol con el efecto sobre el clima en la Tierra. Por eso atribuyen al ‘Mínimo de Maunder’ las bajas temperaturas de esa época.

La controversia se reavivó con el resultado de la investigación de Zharkova, más ahora cuando se discute sobre cambio climático y calentamiento global.

Desde que Zharkova y su equipo presentaron su trabajo en la Reunión Anual de Astronomía del Reino Unido, hace algunas semanas, los anuncios que alertan sobre una ‘mini-Edad de Hielo’ dentro de 15 años se han hecho virales en redes. Pero detrás de esa alarmante advertencia hay aspectos que deben analizarse en detalle.

El nuevo modelo solar de Zharkova sugiere que hay dos mecanismos de generación del campo magnético en el interior solar. Un mecanismo que reproduciría el conocido periodo de actividad de 11 años sumado a un segundo mecanismo que explicaría el campo magnético global del Sol, conocido como ‘dínamo solar’.

Entre el 2020 y el 2030 –dice Zharkova–, ambos ciclos se cancelarían mutuamente en una especie de interferencia destructiva, con lo cual el campo magnético no emergería a la superficie solar y las manchas desaparecerían casi por completo. Las consecuencias de este proceso podrían llevar al Sol a las mismas propiedades que se vivieron durante el ‘Mínimo de Maunder’.

“Nuestras predicciones se ajustan con precisión del 97% a los datos de observaciones del ciclo solar actual”, añade la investigadora.

Pero las predicciones sobre el ciclo solar siempre han estado un tanto alejadas de las facetas que nos muestra el Sol en los periodos de 11 años. El anterior ciclo, por ejemplo, se extendió un par de años más de lo que se esperaba y se vieron muy pocas manchas en el Sol por un extenso periodo de tiempo. Eso hizo que en el 2009 se alertara también sobre otra ‘Pequeña Edad de Hielo’, que nunca sucedió. Y el actual ciclo, que se pronosticaba muy fuerte, ha asombrado a los científicos porque resultó de los más débiles de los últimos siglos.

La atención captada por este tema ha despertado, en defensores y detractores del calentamiento global, interés en el nuevo modelo solar y eso ha hecho que lo relacionen con el clima de la Tierra. Pese a haber servido la polémica, Zharkova no hace referencia en ningún momento a una ‘Pequeña Edad de Hielo’.

Estudios sobre los efectos de diversos factores sobre el clima, además de tener en cuenta las fluctuaciones en la radiación solar que impacta al planeta, deben tener en cuenta las erupciones volcánicas, que llenan de nubes de ceniza la atmósfera; los fenómenos del Niño y de la Niña; los océanos, y las emisiones de carbón. Una minoría se mantiene en que no hay evidencia suficiente para atribuir el calentamiento global a la actividad humana.

Investigaciones al respecto apuntan a que el efecto del Sol sobre el clima no explicaría el calentamiento global que experimenta el planeta en la actualidad, pero sigue siendo un tema abierto.

kal

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