Ciencia

Conciencia. ¿Cómo se enseña la ciencia?

Herramientas tecnológicas facilitan procesos de enseñanza en educación básica, pero sólo cuando acompañan un proyecto pedagógico integral

Para desarrollar el pensamiento crítico no es necesario cambiar el gis por el pizarrón interactivo. Foto: Archivo
09/08/2015 |23:10Berenice González Durand |
Redacción El Universal
Pendiente este autorVer perfil

Las monografías del cuerpo humano o del sistema planetario a todo color eran algunas de las más socorridas en las papelerías cuando se trataba de conseguir material para las tareas de ciencias naturales de la primaria hace un par de décadas. El acceso a la información mediante las herramientas tecnológicas probablemente ha limitado las visitas a estos locales, pero el que ahora los niños de educación básica cuenten con tabletas electrónicas para conseguir referencias documentales sobre algún tema con mayor facilidad, no supone un cambio de fondo en los procesos de enseñanza-aprendizaje en México.

Para el físico y doctor en pedagogía Fernando Flores Camacho, investigador del Centro de Ciencias Aplicadas y Desarrollo Tecnológico de la UNAM (CCADET), la realidad es que las  estrategias pedagógicas han cambiado muy poco, pues en las prácticas docentes no hay una transformación a largo plazo.

Newsletter
Recibe en tu correo las noticias más destacadas para viajar, trabajar y vivir en EU

La experiencia vivencial de la educación no logra integrarse a la tecnología con metas específicas y mediante la correcta preparación de los maestros para impulsar el conocimiento de manera integral.

“Los recursos tecnológicos en la educación no son más que una herramienta adicional. Desde el proyecto Enciclomedia hasta la incorporación actual de las tabletas, se trata de elementos que favorecen ciertos aspectos de representación, de orden cognitivo, pero la sola introducción de estas herramientas  no va a provocar un cambio. Si el profesor no sabe cómo utilizar estos elementos, difícilmente van a aportar algo”.

Flores Camacho agrega que esto ocurre porque no hay un proyecto,  analizado y experimentado, donde los profesores vayan aprendiendo, a la par de los alumnos, sobre las implicaciones en el aprendizaje que los nuevos elementos tecnológicos puedan ofrecer.

“Por otro lado, no se ha estimulado el desarrollo de procesos didácticos incorporados a las tabletas.  A veces se toman cosas que se ven muy bonitas, pero que no tienen un efecto, son solamente cuestiones visuales o de juego pero no están ancladas en teorías educativas que se hayan analizado y probado”.

Jesús Morales Montané, profesor de educación básica en la Ciudad de México, coincide en que más tecnología no significa de manera automática mejor calidad educativa.

“Los niños que pueden acceder a una computadora o a un dispositivo electrónico con conexión a Internet lo utilizan primordialmente para la búsqueda de videos en YouTube o para buscar juegos. El reto de los profesores en cuestiones educativas es enseñar a los niños a discriminar, organizar y utilizar la información entre el gran cúmulo de datos al que ahora tienen acceso de manera inmediata. El reto también es que sepan reflexionar sobre lo que encuentran y si surgen dudas explorar más al respecto".

Caminar a contracultura

Morales Montané señala que para desarrollar el pensamiento crítico no es necesario cambiar el gis por el pizarrón interactivo, "pero también es una responsabilidad individual de los profesores estar al tanto de lo que la tecnología puede ofrecer para crear conocimiento, no simplemente para obtener información. Desgraciadamente se siguen utilizando estrategias  metodológicas del siglo XX para alumnos del siglo XXI ”.

El maestro pone de ejemplo la búsqueda de un mapa. "El estudiante de secundaria puede evitar ir a la papelería por un mapa de la República Mexicana si copia uno de Internet al documento de su tarea; pero se puede estimular la diferencia si el profesor le pide un mapa virtual, donde  mediante un sencillo programa, el estudiante  pueda anexar fotos, audios o diferentes datos (estadísticos, culturales, económicos, sociales, etc.) que  lo lleven a utilizar su capacidad de análisis y jerarquización de la información para crear algo  y no simplemente reproducir”.

Para Flores Camacho, es innegable que se deben utilizar las herramientas tecnológicas. "En el caso de la enseñanza de las ciencias, lo que nos pueden ofrecer las tabletas y computadoras, es por un lado información y por otro lado; simulaciones, interactivos donde se fomentan situaciones en las que el estudiante pueda intervenir”, señala y agrega que sin embargo se ha descuidado la interacción real con la naturaleza.

“A lo largo de 60 años se han hecho investigaciones donde se han mostrado todas las posibilidades para desarrollar conocimiento cuando los niños intervienen directamente a través de  situaciones experimentales, como salidas de campo o trabajo en laboratorios escolares y otros espacios donde haya materiales para interactuar. Todo esto se puede correlacionar perfectamente  con las tecnologías digitales”.

El investigador agrega que principalmente los procesos de aprendizaje científico requieren de varios años para cimentarse de manera adecuada.

“La aproximación de un niño, por ejemplo, al concepto de combinación de color o a los conceptos de fuerza y velocidad son procesos de aprendizaje que van a realizar desde sus inicios en educación preescolar hasta la secundaria. Son conceptos que se van a ir afinando y transformando de manera radical entre lo que él supone y lo que deriva en la construcción del conocimiento científico. Es un proceso a largo plazo que requiere información, experimentación y continuidad pero si no se brindan todos los elementos de manera articulada y sólo se le obliga a  memorizar, a las dos semanas la información es olvidada, porque no tiene un anclaje representacional en la estructura del pensamiento. Eso es lo que se debe construir”.

En Finlandia, uno de los países cuyo alto nivel académico se ha puesto en evidencia con los resultados del Informe PISA, llevado a cabo por la OCDE,  sólo 10% de los aspirantes a maestros en este país son aceptados.

La excelencia en los educadores es una de las claves de uno de los mejores sistemas de educación en el mundo con los promedios más altos en el área de ciencias. Para el profesor Morales Montané otra clave del desempeño de los alumnos finlandeses está basada en la convivencia familiar que fomentan este tipo de sociedades.

"La familia asume su responsabilidad en la columna vertebral educativa de un país donde los domingos las bibliotecas se convierten en el centro de reunión más concurrido", agrega

Cada país  una historia

“Cada país ha ido desarrollando sus estrategias en educación  de acuerdo a su entorno histórico cultural. Finlandia, por ejemplo, le ha apostado a los ambientes de aprendizaje”, señala Flores Camacho sobre este país que le apuesta a la excelencia en la educación gratuita y cuya inversión en educación en relación al PIB sólo se diferencia de México en poco más del 1%, pero con claras diferencias en los resultados de ambos países.

Para el especialista del CCADET, países asiáticos como Japón, Corea y Taiwan  invierten mucho dinero en desarrollos tecnológicos vinculados a la educación.

“Inglaterra, por su parte, le ha apostado más a la formación de profesores. Al final, todos estos países punteros evolucionan  de forma distinta, pero con políticas de desarrollo a largo plazo  donde se invierte con metas específicas.  Desgraciadamente en nuestro país todavía se sigue actuando por ocurrencia”, señala.

“Debemos partir que todos los niños tienen las mismas posibilidades de desarrollarse, la misma capacidad; las condiciones en que se dan los procesos de aprendizaje van a ir marcando diferencias  a lo largo de su desarrollo. Si el profesor no tiene la capacidad de detectar las problemáticas que se están presentando y no tiene los conocimientos para reconocer alternativas es que falta formación docente de alta calidad”, comenta y subraya que la principal debilidad en nuestro país es la formación de los profesores.

“Tenemos un país  lleno de maestros, igual que Brasil, pero en un universo de estudiantes reprobados", señala el especialista que actualmente participa en un proyecto pedagógico a cargo de la Doctora Leticia Gallegos, también del CCADET, sobre la construcción del pensamiento científico en niñas, niños y docentes de comunidades indígenas de la Sierra Norte de Puebla.

Además de un proyecto de investigación,  en este lugar se realiza un trabajo de intervención. Se ha trabajado a lo largo de cinco años con laboratorios en las aulas donde se trata de conocer y estimular las construcciones de los conceptos científicos.

Para el especialista una de las observaciones más interesantes es que a veces se piensa que determinadas cuestiones culturales en las comunidades indigenas los limitan para poder introducirse en los conceptos científicos, pero en realidad no hay ninguna diferencia sustancial en el acercamiento de los niños a la ciencia y al final se logra un trabajo productivo con los docentes porque son programas en que se asume una larga inversión en tiempo, pero que al final reditúa.

"Las estrategias educativas en nuestro país merecen una evaluación profunda, pero mientras no haya un esfuerzo coordinado y continuo vamos a permanecer igual. Desafortunadamente los intentos de investigación y desarrollo no llegan al aula por varias razones. Una de ellas es que a veces se lanzan proyectos que duran muy poco tiempo y no alcanzan para que los profesores puedan comprender e involucrarse realmente en un proceso de transformación de la práctica docente", señala Flores Camacho.

El especialista agrega que se pueden tener  buenos programas educativos, libros de texto y equipamientos, pero si no hay una transformación en la metodología de la enseñanza y en reconocer las alternativas de solución frente  a un problema, no habrá ningún cambio.

kal