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El módulo Philae, que hizo historia el pasado mes de noviembre al aterrizar sobre un cometa tras separarse de la sonda Rosetta, no se ha comunicado con la tierra desde el 9 de julio y los científicos temen que el robot haya podido moverse y que sus antenas se encuentren obstruidas.
Según explicó este lunes en un comunicado el Centro Aeroespacial Alemán (DLR) que se encarga de descifrar la información que envía Philae, los científicos están probando distintos comandos para tratar de optimizar las funciones del modulo.
"En la telemetría recibida hemos observado signos de que Philae ha podido moverse, con lo que sus antenas quizá están más ocultas o su orientación ha cambiado", apunta el director del proyecto Philae en el DLR, Stephan Ulamec.
Los últimos datos enviados por el módulo mostraban que sus paneles estaban recibiendo gran cantidad de luz solar y que contaba con energía suficiente para funcionar, pero el patrón ha cambiado claramente entre junio y julio y no puede explicarse sólo por el curso de las estaciones en el planeta.
Ulamec recuerda que la llegada de Philae al cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko el pasado 12 de noviembre, un hito de la Agencia Espacial Europea (ESA), no fue sencillo, ya que acabó posándose en una zona oscura y rocosa, tras tres aterrizajes y dos rebotes.
Se detuvo finalmente en el borde de un cráter y en un terreno desigual, con lo que el mínimo movimiento, tal vez empujado por la liberación de gases en la superficie del planeta, ha podido dejar a sus antenas obstruidas por objetos situados por encima del módulo.
Otra de las hipótesis que barajan los científicos es que una de las dos unidades radiorreceptoras de Philae hayan sufrido algún daño y que una de las unidades de transmisión no funcione con normalidad.
Según explica el DLR, Philae está programado para encender de forma alternativa y periódicamente sus transmisores, por lo que esos fallos podrían explicar que la comunicación sea tan irregular.
Para verificar esta hipótesis, se han enviado al módulo "comandos ciegos", de los que no se espera respuesta, y que tienen como objetivo que Philae active sólo el transmisor que esté operativo, lo que permitirá volver a establecer comunicación con el robot en cuando éste reciba luz solar suficiente como para encenderse.
A pesar de los problemas, los científicos no abandonan: "el módulo todavía está operativo porque nos envía datos, aunque sea a intervalos irregulares y en momentos sorprendentes", señala Ulamec, quien reconoce no obstante que en alguna ocasión han temido que no hubiera más contactos.
Para recibir información de Philae es clave que el módulo contacte con la sonda Rosetta, que seguirá volando en una órbita óptima para establecer esa comunicación hasta el próximo 24 de julio, destaca el DLR.
Después la sonda se moverá sobre el hemisferio sur del cometa, más iluminado por el sol, y alternará los intentos de comunicación con Philae con la observación de 67P/Churyumov-Gerasimenko.
Las eyecciones de gas y polvo en la superficie del cometa impide que Rosetta vuele muy cerca de su superficie y obligan a que la sonda se mantenga a una distancia de seguridad de entre 170 y 190 kilómetros.
kal