El equipo de detección de alimentos contaminados fue creado teniendo en mente reducir costos y tiempos, así como ser fácil de usar. Tiene una precisión del 95% y los resultados están listos en un día.

Esto representa un ahorro significativo en cuanto a tiempo y dinero, porque los alimentos pueden ser analizados en el mismo lugar en el que se encuentran, sin la necesidad de llevarlos a un laboratorio e invertir en transporte y condiciones para su conservación.

Identificación por medio de números

El sistema consta de chips, o laminillas, y de un lector, ambos desarrollados por un equipo de científicos dirigidos por Jorge Ramírez Salcedo, responsable de la Unidad de Microarreglos del Instituto de Fisiología Celular de la UNAM.

Los chips permiten identificar hasta 28 de las bacterias presentes en alimentos que afectan al ser humano, entre ellas la Salmonella, Escherichia coli y Listeria.

El funcionamiento del sistema se basa en transmitir las imágenes del lector a una pantalla por medio de una cámara CCD de alta resolución. Cuando las imágenes llegan a la pantalla, basta con que el operador identifique la línea y el número para saber qué tipo de bacteria se encuentra en esa muestra de acuerdo con la clave.

De esta manera, al analizar la muestra de un alimento contaminado con alguna de las bacterias, en la pantalla se “colorean” los puntos que forman el número correspondiente. El operador del equipo cuenta con una clave impresa para descifrar los números, en la que se indica el número de la línea y a qué bacteria corresponde cada uno.

Los chips o láminas que detectan las bacterias funcionan por medio de microarreglos, que son pequeñas superficies que pueden albergar hasta 10,000 muestras por centímetro cuadrado. Primero se coloca la muestra de la bacteria y después se agrega el ADN del alimento para compararlos y determinar si la comida que se analiza está contaminada con tales microorganismos.

El equipo desarrollado en la UNAM tiene un precio aproximado de 6 mil dólares, mientras otros lectores cuestan hasta 100 mil dólares. La diferencia es que estos últimos utilizan motores, un ventilador y una luz láser para leer las laminillas, mientras que el desarrollado en el Instituto de Fisiología utiliza luz de led y es operado manualmente (en lugar del motor), lo que reduce bastante el costo.

Dirección General de Divulgación de la Ciencia / UNAM

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