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Revolucionarios inventos como el GPS o el microondas hubieran sido imposibles de no ser por las bases científicas que sentó el científico Albert Einstein, homenajeado en la Universidad Hebrea de Jerusalén con motivo del primer centenario de la publicación de la teoría de la relatividad general.
"Su trabajo cambió toda la percepción del mundo de la física del Universo y tiene aún una influencia decisiva en los desarrollos tecnológicos que vinieron después", dijo el profesor Janoj Gutfreund, físico y director del Comité Académico del Archivo de Einstein, que se conserva en la Universidad Hebrea de Jerusalén.
En un acto en el que se presentó una estatua del científico judío alemán (nacionalizado estadounidense al final de su vida), Gutfreund explicó que sus descubrimientos sobre la relatividad y sus experimentos sobre la materia y la energía sentaron los cimientos de buena parte de los adelantos tecnológicos de los que disfrutamos.
"Los asumimos como si nada pero tienen una gran influencia y son pocos los que saben relacionar (todos estos inventos) con los estudios de Einstein", agregó.
Uno de los ejemplos más notorios es el revolucionario GPS, vital para el transporte de aviones y barcos y que en los últimos años ha sido incorporado en masa a millones de teléfonos inteligentes: "Es tan simple como que sin la teoría de la relatividad (general) no existiría la tecnología GPS".
Esta teoría, publicada por primera vez en 1915, sostuvo que el "tiempo" dependía de la "gravedad", por lo que un reloj situado en la superficie de la tierra y otro en el espacio no avanzan al mismo ritmo.
"El retraso entre ambos relojes debe ser tomado en cuenta si queremos programar un sistema que nos diga fehacientemente nuestra posición sobre la superficie terrestre", abundó quien ha sido uno de los promotores del homenaje de este miércoles.
La inauguración de la estatua, donada por un grupo de filántropos rusos y estadounidenses a la Universidad Hebrea, coincide también con el sesenta aniversario de la muerte de Einstein y con el 90 aniversario de la Universidad, que el famoso científico ayudó a fundar en 1925.
Einstein, uno de los apoyos de referencia del movimiento sionista en el siglo XX, donó buena parte de sus documentos originales a ese centro de estudios, que tiene la propiedad intelectual de su nombre y de todo su trabajo.
La escultura del Premio Nobel de Física ha sido ubicada a unos cien metros de la Biblioteca Nacional de Israel, dentro del campus universitario que conserva su documentación personal, y junto a los edificios que acogen los Departamentos de Física y Matemática, uno de los cuales lleva su nombre.
Diseñada por el escultor de origen armenio Georgy Frangulyan, autor también de la primera estatua de Boris Yeltsin -entre otras muchas conocidas-, pesa 350 kilos y es de bronce.
"La representación del científico se ha hecho de la forma más realista posible y a ras del suelo -sin pedestal- para realzar el carácter modesto y austero del científico", declaró Mijal Mor, curadora que acompañó al artista en todo el proceso de creación.
Recordó que al principio se le sugirió una estatua de tamaño real, pero "él nos explicó que veía a Einstein 'más grande que la vida' y que por eso debía hacerla grande, por lo que al final la hizo de 2,5 metros de altura".
Afable y de notoria modestia, durante el acto Frangulyan bromeó sobre sí mismo y sobre su "particular relación" con el científico, cuya fotografía le acompañó toda la infancia y quien le inspiró para estudiar física y matemática, profesiones que abandonó cuando se percató de que "no era ningún Einstein".
Tampoco ahorró humor al referirse al tamaño de su obra porque como explicó: "El monumento pueda parecer muy alto pero, como ya sabéis, todo es relativo".
kal