Hasta la década de 1990, la mayoría de expertos sostenía que los primeros pobladores de Europa habían llegado procedentes de África 500 mil años antes pero el 8 de julio de 1994, la recóndita sierra de Atapuerca, en Burgos, daba un giro de 180 grados a todas las teorías de la evolución.

Han pasado ya 18 años desde que los científicos de Atapuerca recuperaran los restos casi intactos de, al menos, seis individuos (dos niños, dos adolescentes y dos adultos) que vivieron en la zona hace 850 mil años.

El hallazgo fue concluyente: los primeros homínidos habían llegado a Europa hace casi un millón de años y eran, además, una especie nueva, con características morfológicas diferentes.

La nueva especie recibió el nombre de Homo antecessor, el homínido más antiguo de Europa y el ancestro común del Homo sapiens (nosotros) y el Neanderthal (la otra especie humana inteligente que habitó Europa hasta su misteriosa extinción hace unos 40 mil años).

Con este tremendo golpe de autoridad, Atapuerca se subía al podio de los grandes yacimientos internacionales, hasta entonces terreno exclusivo de China y África.

El hallazgo, fue toda una revolución, y es que desde 1964 no se había descubierto ninguna especia nueva del género Homo.

En 1997, el codirector del yacimiento José María Bermúdez de Castro y varios miembros del equipo de Atapuerca publicaban en la revista Science un exhaustivo análisis de Homo antecessor.

18 años después, Antecessor ha llegado a la mayoría de edad "no sin sufrir críticas injustas e injustificadas o de ser ignorada por algunos colegas", explican Bermúdez de Castro y María Martinón-Torres en un artículo en Quaternary International.

Poco a poco, "la razón se va imponiendo y la especie ha entrado en la mayoría de las filogenias delgénero Homo. Y estamos convencidos de que su aceptación será unánime cuando excavemos el nivel TD6 en toda su extensión y dispongamos de varios centenares (quizá miles) de restos fósiles de la especie. La diagnosis será mucho más completa y convincente", sostienen los autores.
De momento, la diagnosis es la que sigue.

Homo antecessor tiene caracteres muy similares a los nuestros y un bastantes rasgos compartidos con los neandertales pero también posee "caracteres primitivos compartidos con los especímenes más antiguos del género Homo y otros rasgos derivados y compartidos con los humanos de la Sima de los Huesos de Atapuerca y sus contemporáneos de Asia".

Estas características muestran que tal vez Homo antecessor no diera lugar de manera directa a Homo sapiens. "Así lo reconocemos también nosotros", puntualiza el artículo. Las pruebas indican que la evolución humana no es tan simple.

Los científicos de Atapuerca piensan que "los humanos de Gran Dolina fueron algo así como los tíos carnales de un ancestro común, que para muchos se identifica con la especie Homo heidelbergensis. Los humanos de la sierra de Atapuerca habrían constituido un linaje propio, que tal vez tuvo su origen y su final en tierras europeas".

No obstante, las investigaciones de Atapuerca y las otros colegas "revelan que hace alrededor de un millón de años existieron un padre y una madre, cuyos hijos evolucionaron para dar lugar a varias especies relacionadas con la nuestra".

Entre ellas estarían los neandertales, los humanos de la Sima de los Huesos, los Denisovanos y "tal vez otras especies o subespecies de Asia, que aún no han sido encontradas o nombradas".

Entonces, ¿dónde situar a la Homo antecessor? Por su antigüedad solo caben dos alternativas: "los humanos de Gran Dolina representan a la hija mayor de esos padres todavía no nombrados, o son los propios padres, que tuvieron una distribución muy amplia por buena parte del oeste de Eurasia".

"Sea como fuere, Homo antecessor ha cumplido su mayoría de edad y solo falta un poco de paciencia para encontrar esos miles de restos que aún esperan en el nivel TD6 de Gran Dolina", concluye el artículo.

kal

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