México se está transformando; viviendo un cambio profundo en prácticamente todos los aspectos de la vida nacional y, consecuentemente, se sienten ya cambios positivos en la vida de millones de personas.
3.3 millones de personas cuentan ya con empleo formal, tienen el respaldo del Infonavit para acceder a una vivienda o mejorar la que tienen, servicio médico y de seguridad social para ellos y para sus familias, y un fondo para su retiro (Afore); y la cifra no para de crecer, nada más el mes pasado, aumentó en casi 200 mil empleos nuevos. Se trata de puestos de trabajo, cada día de mejor calidad y mayores ingresos.
Lo anterior, siendo un logro de sociedad y gobierno, que en administraciones anteriores habrían podido ser suficientes, ahora es acicate para no bajar ritmo. En el mismo periodo se han creado las condiciones para que aumenten de 20 a 81 millones las personas que poseen un celular, que es más que la población entera de muchos países europeos; y se incrementó en 60% el número de usuarios de internet, en uno de los procesos más acelerados del planeta, que ya acarrea todos los beneficios que la conectividad trae consigo.
La que seguramente es la institución más entrañable para todos nosotros, pues en ella nacimos, sanamos y son aliviados millones de nosotros o de nuestros seres más queridos: el IMSS, después de tres décadas de enfrentar problemas económicos, ha saneado sus finanzas, al incrementar sus ingresos en 26% y alcanzando, el año pasado, un superávit de más de 6 mil millones de pesos que, además que dar viabilidad a la institución, amplían la esperanza de vida y salud a la nación entera.
Una de las más silenciosas, pero relevantes expresiones de la transformación mexicana ha consistido en que, de 2012 a 2017, el salario real ha acumulado una recuperación del 11.5%, la más alta de los últimos 41 años; lo que significa un aumento en la capacidad de consumo de los trabajadores y la clara elevación en su calidad de vida. Y ese mejoramiento de las finanzas familiares, viene acompañado por más eficientes finanzas públicas, pues se ha elevado de manera importante la recaudación tributaria de 8.4% del PIB en 2012 a 14% del PIB el año pasado, y éste crecerá aún más.
Los mexicanos “despetrolizamos” nuestra economía, pues el hidrocarburo ya no es el producto que más exportamos, como tampoco el que más impuestos paga, ya que, si a principios de esta administración, 40 de cada 100 pesos de ingresos públicos provenían del petróleo, hoy son sólo 16.
El efecto combinado de todo lo anterior, aunado a otras medidas derivadas de las reformas transformadoras del presidente Enrique Peña Nieto, está permitiendo emprender la reforma de reformas, la que dará continuidad pero, sobre todo, consolidará los cambios en México: la educación. En este rubro el gasto ha aumentado casi 10% en términos reales, de 2012 a 2016, y si bien sus efectos más relevantes ocurrirán en el mediano y largo plazos, hoy ya se sienten los primeros avances en la elevación de la calidad educativa, con una serie de medidas, como la selección de maestros por concurso y la evaluación continua.
México todavía no es el país que merecen nuestros hijos y los de ellos, pero estamos en la ruta para conseguirlo. Los desafíos son enormes, pero más poderosa será la determinación de este pueblo grande que ha decidido ser un gran pueblo.
Líder de los diputados federales del PRI.
@ CCQ_PRI