Si durante un tiempo vivimos una especie de época dorada para comprar un auto, hoy vivimos, por decirlo de alguna forma, un cambio de ciclo en el que las condiciones han dejado de ser las mejores. Por ejemplo, para recordar épocas doradas: en abril de 2015, la inflación crecía a 4% anual (hoy lo hace a 7%) y los precios de los vehículos crecían a una menor tasa, por lo que resultaba más barato.
Aunado a esto, las tasas de interés automotrices veían cifras históricas a la baja, los plazos eran extendidos y la copiosa oferta permitían adquirir un coche bajo excelentes condiciones de compra. Todavía incluso para inicios de este año las condiciones eran más favorables (aún no subía la tasa de referencia 75 puntos base para llegar a 7%) y permitían que hacerse de un carro fuera más barato de lo que es actualmente.
“Eso ha ido cambiando a lo largo del último año, en este momento las tasas de interés han empezado a subir, aunque todavía no se encuentran fuera de lo que pudiera ser atractivo, pero de los niveles de 12% o abajo de 12% anual, ahora nos estamos acercando a 14%. Es bastante aceptable, pero no es lo que veíamos hace un año o año y medio”, explica Guillermo Rosales, director de la Asociación Mexicana de Distribuidores de Automotrices (AMDA).
Este aumento afecta más a los vehículos compactos y subcompactos, los cuales, precisamente son los de más demanda en México, porque son los que más se compran a crédito.
Es todo es una especie de cadena. La inflación (es decir, los productos y servicios aumentan de precio) sube, así que como parte de un esfuerzo para controlarla, el Banco de México toma la decisión de política monetaria de incrementar la tasa, pues de esta manera busca retener los capitales en el país y evitar que al haber más pesos circulando, (ley de oferta y demanda), el precio de los productos y servicios se dispare aún más. El tema es más complejo que eso, pero esencialmente puede explicarse así.
A pesar de esto, este incremento en las tasas todavía no es exorbitante para la cartera, aunque sí repercute en el precio final del vehículo.
“Este aumento es ligero en el pago mensual”, asegura Guillermo Rosales. Sobre todo si de verdad necesitas un auto y estás pensando en serio en adquirirlo.
“Estamos en un fin de ciclo y en un buen momento para hacer una compra”, asegura el especialista automotriz.
¿Por qué? Porque, seguramente, las condiciones seguirán avanzando de manera poco favorable. Así que si ya tomaste la decisión, es momento de que lo hagas ahora porque los números pueden estar cada vez más en contra.
También los precios de los automóviles están subiendo y es otro aspecto que tampoco está jugando a favor de la decisión de comprar un coche.
“Los precios han tenido un ajuste en función a que estuvieron contenidos durante mucho tiempo… sí se han incrementado en los últimos meses”, asegura el director de la AMDA.
La pérdida de valor del peso frente al dólar ha provocado que se encarezcan las refacciones y los insumos relacionados con la industria automotriz, lo cual ha hecho, entre otras cosas, que a la larga este aumento de costo se pueda ver reflejado en el consumidor final.
Sin embargo, los precios de los automóviles mexicanos todavía se encuentran a niveles inferiores a los de Estados Unidos, tanto al hablar de modelos como de versiones, lo cual podría favorecer la compra de vehículos nacionales, sobre todo en las zonas fronterizas entre México y el vecino del norte.
A tu favor
Del lado del consumidor se encuentra que todavía la oferta y la demanda de la industria automotriz hace que las tasas de los créditos no vean el reflejo completo del aumento de las tasas de referencia que se ha llevado a cabo en los últimos meses.
Tan sólo en lo que va del año, el Banco de México ha realizado cuatro ajustes en esta tasa de referencia, para pasar de 6.25% a 7%.
Como su nombre lo indica, esta tasa es de referencia para las instituciones bancarias, por lo que si ésta sube, el resto de los créditos de todo tipo se ve también afectada. A los bancos les cuesta más caro el dinero que prestan y esto termina por reflejarse en el precio de los préstamos.
“Esta competencia ha venido cobrando en favor de los consumidores para que los ajustes no sean significativos”, asegura Guillermo.
Lo que ha sucedido es que las financieras han absorbido este aumento (el dinero que prestan les cuesta a ellos más caro, debido a este aumento de tasas) y han reducido sus márgenes de ganancia y de eficiencia operativa. Si bien ha impactado, no en toda su proporción. Sin embargo, esto no tiene fecha de caducidad.
“Tampoco es posible seguir manteniendo las mismas tasas que teníamos en 2015”, afirma Rosales. En cuanto a la industria, sus ventas están disminuyendo, al menos en el mes pasado, según reportaron la AMDA y la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA). En junio de 2017, la comercialización de vehículos ligeros fue de 127 mil 410 unidades, lo que representa 5.3% abajo de lo vendido en el mismo mes del año pasado. Sin embargo, de manera global, las ventas siguen al alza. Nuestro mercado aumenta menos su crecimiento, pero esto se acentúa debido a que la base de comparación con años pasados.
En el periodo de enero a abril de este año, se vendieron coches 11% más en comparación con el mismo lapso del año pasado.
Las ventas seguirán creciendo y se espera que el año cierre con un aumento de 6%; sin embargo, con una cifra de 1.7 millones de unidades menos. El mercado se desacelera pero sigue por buen camino. De aquí que las financieras siguen “teniendo apetito” por competir.
Las previsiones del propio Banco de México sostienen que ante la “ausencia de nuevos choques inflacionarios, se está cerca del fin del ciclo alcista en la tasa de referencia”, lo que significa que muy probablemente la tasa de 7% no aumente más y se mantenga así durante lo que resta del año, y que incluso pueda disminuir, lo cual podría detener la escalada del resto de tasas de interés, entre ellas, la automotriz.
Además, se acerca fin de año y con ello la llegada de los nuevos modelos de vehículos, lo cual hace que las distribuidoras de autos busquen mover el inventario existente a través de descuentos y mejoras en la adquisición del modelo nuevo que sale, ya que los autos se deprecian mucho de un año al otro y la necesidad de venderlos se vuelve más imperiosa. Todo esto puede ayudar a lograr mejores condiciones de venta si se compara lo suficiente, encuentra un buen financiamiento y hace un buen trato.
Ojo
Si a pesar del entorno económico ya tomaste la decisión, es necesario que consideres ciertos aspectos, mucho más en estos tiempos en los que las condiciones no son las mejores.
“Un coche a crédito puede duplicar su costo por la tasa de interés. Además de ser un bien que se devalúa rápidamente, genera gastos adicionales que pueden afectar tus finanzas”, asegura Prestadero, una plataforma de préstamos en línea.
¿Entonces? Lo primero que tienes que hacer, si ya decidiste adentrarte en esta aventura financiera, es analizar cuidadosamente las condiciones del crédito que vas a escoger, porque no sólo la tasa de interés, sino el plazo y los gastos adicionales, pueden aumentar de manera muy considerable el precio del vehículo.
Por desgracia un auto es un objeto que pierde su valor de manera progresiva. Con sólo sacarlo de la agencia ya está perdiendo una buena parte de su valor.
No hay una cifra única, pero los distintos estudios que se han hecho apuntan a que un coche pierde entre 15% y 25% de su valor apenas sale de la agencia. Así que conviene hacer la pregunta, ¿Realmente necesitas comprar un auto?