Decirte que ahorres porque si no lo haces no vas a poder afrontar una emergencia o no vas a poder afrontar tu vejez de manera digna, puede que no sea tan efectivo. El hecho de decírtelo solamente muy probablemente no funcione La ciencia lo dice. Varios estudios han demostrado que confiar en que la educación financiera será suficiente para hacerte ahorrar no funciona, por muchas razones.

Principalmente, porque estamos diseñados a pensar en el corto plazo y porque el dinero es un concepto tan abstracto que no podemos realmente entender qué estamos ganando o perdiendo al comprarnos un coche último modelo en vez de adquirir uno modesto y ahorrar el resto de dinero para cuando seamos viejos.

Las personas nos enfocamos más en el presente que en el futuro. Es un gran error pero es intrínseco de la naturaleza humana, explica Dan Ariely, un profesor de psicología y economía del comportamiento de la Duke University de Carolina del Norte. Este investigador ha hecho numerosos experimentos con el objetivo de analizar los comportamientos humanos y dilucidar por qué actuamos como lo hacemos, en especial con respecto al dinero.

Entonces, ¿Cómo ahorrar? Primero, es necesario entender que el dinero es un concepto muy complejo y que puede ser “incompatible” con la naturaleza humana, la cual ha evolucionado para entender de manera más eficiente los conceptos concretos y al corto plazo. Así, nos tenemos que allegar de algunos trucos. Aquí algunos de estos consejos y con sustento científico.

Comparar. Supón que te vas de viaje a Hawai y que te va a costar 50 mil pesos. ¿Qué son 50 mil pesos para tu retiro? No, no te hagas esa pregunta porque serás incapaz de responderla. En vez de eso, piensa qué otras cosas puedes comprarte con esos 50 mil pesos. “Puedo ir tantas veces al teatro, otras tantas a un restaurante y puedo comprar cientos de libros con ello. De estas maneras vas a tener otras representaciones hedónicas, de cosas que vas a poder sentir, pensar en cómo las disfrutarías y con ello entenderlo”, asegura Ariely. La recomendación es pensar en el dinero de una manera más concreta lo cual te llevará a tomar conciencia de lo que realmente representa cierto gasto.

Toma decisiones por adelantado. En  un estudio, se le dio la oportunidad a varios estudiantes de que eligieran sus propias fechas de entrega de trabajos. A otro grupo, no. Al grupo que pudo escoger le fue mejor en calificación. Esto demostró que el “precompromiso es una herramienta que puede ayudar a mantener las decisiones”, explica el estudio “Increase savings” del IrrationalLabs de Metlife Foundation. Así, es recomendable que te comprometas desde antes a aumentar el incremento de tus aportaciones o a contestar ciertas preguntas antes de sacar dinero de tus ahorros. En esto te puede ayudar la domiciliación.

Domiciliar. Hacer el ahorro de manera automática incrementa los montos de ahorro de las personas. Una vez que la persona se ha involucrado, la inercia y la procrastinación –dos actitudes que prevalecen en temas de ahorro– actúan de manera positiva al mantenerla ahorrando. Así que conviene que automatices el ahorro porque de esta manera es muy poco probable que dejes de hacerlo.

Un estudio publicado en el Journal of Political Economy involucró a empleados en un plan de ahorro de manera automática y demostró que así se puede aumentar hasta cuatro veces su tasa de ahorro. “Este plan tomó precisamente la misma tendencia conductual (inercia) que induce a la gente a posponer de manera indefinida el ahorro y la puso a trabajar a favor”, sostiene.

Busca recordatorios que te muestren tu progreso. Esto va a motivarte y aumentará tu monto de ahorro. Un ejercicio demostró que aquellos que compartían sus metas de ahorro y que podían monitorear su progreso ahorraron tres veces y media más que aquellos que sólo ahorraban, explica el estudio “Increase savings”. Si puedes compartir tus progresos con tus amigos y darle seguimiento te vas a motivar más. “Si sólo se reconoce a un usuario cuando alcanza una gran meta, se está retrasando la retroalimentación lo que hace difícil el poder aprender”, señala el análisis.

Cuando puedas establecer el máximo, hazlo. La inercia y la procrastinación son dos actitudes constantes al hablar de ahorro. Así que la idea es establecer el máximo posible de ahorro –y cumplirlo a través de la domiciliación o de mecanismos en automático– desde el inicio, porque si no, será muy difícil cambiarlo. Otro ejercicio encontró que los empleados que tenían una tasa de ahorro de 2% no la cambiaron, a pesar de que esta cantidad era muy baja para conseguir los recursos suficientes para su retiro. “Nuestra afinidad por el status quo, una vez establecidos los parámetros, nos hace muy difícil el cambio”, explica el ejercicio.

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