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Si te preguntas por qué el mismo dinero te alcanza para menos, la respuesta la encuentras en el nivel de inflación. Y es que esta variable, durante estos meses, no ha hecho más que subir. Para febrero, la inflación llegó a su nivel más alto en siete años, tras ubicarse en 4.86%. Lo peor es que los pronósticos para 2017 no son para nada alentadores. Los especialistas pronostican que terminará en niveles de 5.5% o 6%, cuando el límite permisible del objetivo fijado por el Banco de México —la institución que se encarga entre otras cosas, de controlar esta variable— es de 4%.
Pero, ¿qué es exactamente? Banxico la define así: “Es el aumento sostenido y generalizado de los precios de los bienes y servicios de una economía a lo largo del tiempo”. Si el aumento es de un solo bien o si los precios aumentan una sola vez, no se le considera inflación.
En México, el precio de los bienes y productos ha subido cada vez más. Pero, ¿por qué subió este índice? Fundamentalmente, por el aumento en el precio de los combustibles y la depreciación del peso frente al dólar. Al costar más cara la gasolina, por ejemplo, la transportación de productos subió de precio y éste se trasladó al consumidor final. En el caso de las empresas que compran insumos en dólares, el que el peso valiera menos frente al dólar hizo que estos insumos salieran más caros y este costo tuviera que ser trasladado frente al consumidor final, o sea, hacia nosotros. “Se hace un efecto dominó que hace que suban los precios”, explica Oliver Ambía López, profesor investigador de la escuela de negocios del Tec de Monterrey.
Por desgracia, los más perjudicados son los mexicanos de más bajos recursos, porque para ellos unos pesos más o menos se convierten en la diferencia de comer más o menos o de plano no comer. Esto aunado al salario mínimo tan precario —el cual no alcanza ni para comer para quien lo gana— que existe en el país, hace que la situación se vuelva cada vez más precaria.
La realidad es que a todos nos va a alcanzar para menos. No hay manera de que los mismos pesos nos alcancen para los mismos productos y bienes. Pero, ¿qué podemos hacer nosotros para enfrentarlo? Hay maneras en las que esta situación puede pegarnos menos, eso sí, siempre con la idea de que habrá que intercambiar o renunciar a ciertas cosas.
Hay que tomar en cuenta que cada persona tiene un nivel de inflación propio. Este 4.86% es en sí, sólo una referencia, porque la realidad es que no todos compramos esos productos ni consumimos esos bienes que se utilizan para medir el Índice Nacional de Precios al Consumidor medido por Inegi.
“Para racionalizar muy bien nuestro consumo, es importante ver cuál es la inflación personal o familiar, porque la que publica el Inegi es un promedio ponderado, pero no quiere decir que tú tengas ese nivel de inflación, eso depende mucho de tu nivel de consumo y tu nivel de ingreso”, asegura Oliver Ambía López, profesor investigador de la escuela de negocios del Tec de Monterrey.
Este nivel de inflación personal empieza por revisar de manera detallada en tu alacena qué compras y dónde lo compras. Detecta cuáles son tus hábitos de consumo, y analiza cómo los puedes cambiar para disminuir el impacto en tu cartera. Un ejemplo: “A mí me gusta comprar agua mineral, así que puedo comprar la importada o la nacional. Seguro que si compro la importada es más cara y si la compro en una tienda gourmet más, a que si compro un agua mineral producida en México en la tienda de la esquina”, explica el especialista.
Tu inflación va a ser diferente de acuerdo con tu sueldo, tus hábitos de consumo, tu nivel de ingresos y de la zona del país —y de la ciudad— en la que vivas. Quizá no necesites eliminar ciertos hábitos sino sólo espaciarlos más.
Comparar
La información es una de las claves para proteger el bolsillo, así que es importante primero, estar atento a toda la información relacionada con los precios en el país.
Esta información se volverá muy valiosa a la hora que te permita empezar a ahorrar dinero a través de la comparación de precios entre productos. Hoy más que nunca es importante cuidar al máximo cada peso. Por ejemplo, la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) ofrece “Quién es quién en los precios”, una herramienta que te permite localizar el establecimiento comercial que vende un producto específico al precio más bajo y localizar la tienda con el menor costo para un grupo de productos según su zona geográfica.
Sólo necesitas registrarte en www.profeco.gob.mx. Las tarjetas de descuento y fidelidad también son una opción para ahorrar en cada una de tus compras.
¿En dónde tienes tu dinero?
Si tienes tus ahorros en una cuenta de banco, tu dinero está perdiendo valor. Ejemplo: Dejas estos recursos sin moverse un año. La inflación habrá subido —según el peor pronóstico— a 6%. Lo que sucederá es que al final del ciclo ese monto que tienes ahorrado te va a alcanzar para 6% menos que al inicio del año.
Así que hoy más que nunca es importante que busques otros instrumentos que te permitan si no ganar, al menos librar ese porcentaje en el que está creciendo la inflación.
¿En dónde puedes guardar tu dinero? En primer lugar, existen los Cetes, que son bonos de deuda del gobierno federal, es decir, tú compras una cantidad y el gobierno te estará pagando cierto porcentaje al año por prestarle dinero para financiarse. Hoy los Cetes están pagando cerca de 6% anual, así que no vas a ganar pero al menos vas a conservar el valor de tu dinero en el tiempo. Ingresa a www.cetesdirecto.com y ahí puedes incluso domiciliar cierta cantidad al mes o a la quincena, la cual va a ser retirada de tu cuenta periódicamente.
Entre las alternativas que también pueden también ayudarte no sólo a conservar el valor del dinero en el tiempo sino a tener ganancias están los fondos de inversión, a los cuales se puede acceder incluso con un monto de mil pesos, por ejemplo.
Éstos son una canasta —para explicarlo de manera sencilla— en la que se junta el recurso de varios inversionistas y con éste se compran ciertos valores, depende del fondo de que se trate. Éstos pueden ser de renta fija o de renta variable, es decir, de bonos gubernamentales, por ejemplo, o de acciones. Éstos hacen posible que pequeños inversionistas accedan a valores que de otra manera serían inaccesibles.
“Si tienes algo de dinero puedes colocar dinero y seguro ganas más que Cetes directo y así le ganas a la inflación”, explica el académico del Tec de Monterrey.
Consumir nacional
Es importante comprar productos nacionales, pues así no sólo estás ayudando a la economía local sino que también tienes posibilidades de acceder a un mejor precio, ya que los fabricantes locales, al no tener que comprar insumos en dólares, tienen mayores posibilidades de conservar un precio más bajo a diferencia de las empresas que sí tuvieron que hacerlo.
“Si quiero comprar tortillas, puedo hacerlo en la tortillería de la esquina o ir a Costco y comprar las importadas de Estados Unidos. Si compro lo doméstico, no debería tener un aumento de precio cuantioso. Es importante redireccionar el consumo hacia lo que está bien hecho en México”, asegura el especialista.
Por supuesto, no es posible hacerlo al 100%, debido a que es muy difícil —a menos que no sean verduras, frutas, o este tipo de alimentos— encontrar algo hecho completamente en nuestro país. La globalización hoy ha permitido que las empresas reduzcan costos a través de la utilización de insumos importados.
Pero a pesar de que no es posible comprar todos los productos hechos en México (justo se acaba de relanzar este sello, en un intento de aumentar la productividad de los productos mexicanos), es necesario hacer de cada compra una reflexión.
Tener esta conciencia y empezar a ajustar nuestros hábitos de consumo generará un mayor gasto en productos nacionales, lo cual mantendrá a nuestro mercado interno más fuerte. Y esto al final beneficia a las empresas mexicanas pero también a todos.
Desgraciadamente, la confianza en nuestra economía es bastante baja (por supuesto, no es para menos). En enero pasado el Índice de Confianza del Consumidor, el cual mide la percepción de las familias en México respecto al comportamiento de su economía y de la del país, cayó 16.1% respecto al mes inmediato anterior. A pesar de que en febrero registró un sorpresivo repunte, el nivel en el que se encuentra (11.1%), este indicador todavía está 14.6% por debajo del nivel registrado en el mismo mes del año anterior. Así, este índice acumula 13 meses consecutivos con tasas negativas y se ubica en el segundo nivel más bajo del que se tenga registro desde 2001.