La falta de educación financiera no es un secreto en México. Cada año, funcionarios y especialistas alertan sobre la importancia de que los mexicanos estén educados para manejar sus finanzas. Un año tras otro. De hecho, en el Plan Nacional de Desarrollo (PND) 2013-2018 de Enrique Peña Nieto, una de las líneas de acción es fortalecer la incorporación de educación financiera en los programas de educación básica y media. Pero hasta el momento, como muchas otras, ésta se ha quedado en eso, en propuesta. Las escuelas siguen sin incorporar la educación financiera a su programa.

Y el que los mexicanos no estén educados financieramente, ¿Qué consecuencias tiene? Éstas pueden ser tan grandes como la pérdida del patrimonio por falta de conocimiento.

No es tan difícil predecirlo, pero varios estudios señalan que la ignorancia en esta materia impacta para mal, entre otras cosas, en la habilidad de la gente para ahorrar e invertir para el retiro, lo cual a largo plazo resulta perjudicial para su futuro, según el estudio Alfabetización financiera y preparación para la jubilación, de la Universidad de Dartmouth. En general, la falta de educación financiera afecta la vida de quien no está educado a todos los niveles.

La primera lección

Quizá lo primero que tuvimos que haber aprendido desde pequeños es que el dinero es finito. Suena obvio, pero no lo es tanto. Se acaba así que debemos aprender a administrarlo. No importa lo que se quiera estudiar, o lo que se haya estudiado. Cualquiera tiene que aprender a manejar este recurso porque se agota.

“Aprender a manera el dinero lo puede hacer cualquier persona. Siempre empezamos con que yo no sé, no sé de números, es muy difícil”, explica Sonia Sánchez Escuer, especialista en finanzas personales y autora de Diario de una oveja financiera.

En este mismo sentido otra máxima que se escucha obvia pero no lo es: es necesario gastar menos de lo que ganas.

Juan llegó a deber 60 mil pesos en menos de seis meses, porque compró cosas que no necesitaba, no pagó su tarjeta de crédito ni tampoco hizo un presupuesto. Y coincide con que si él hubiera aprendido a gastar menos de lo ganaba, esto no hubiera sucedido. El caso quizá suena muy genérico, pero es real y la historia se repite una y otra vez con aquellos que se endeudan.

Tus finanzas personales no funcionan como la economía de Estados Unidos, que crece a través del consumo y del endeudamiento. Funciona a través del ahorro y la planeación.

“La manera de crecer a nivel personal es ahorrando el dinero, invirtiéndolo y tomando buenas decisiones”, explica la especialista.

Las tarjetas de crédito mal usadas son las que generan esta situación. No hay tarjetas malas (quizá algunas con comisiones muy altas), sino gente que no sabe usarlas.

Tener un poco de conocimientos de matemáticas básicas es necesario. Sumar, restar, multiplicar, hacer reglas de tres y sacar porcentajes. Aunque hayas estudiado otra cosa diferente porque las odias. Todos tienen que aprender a manejar su propio dinero... o tendrían.

Aprende a usar el crédito

Éste es un medio de pago, no más de tu sueldo. “El crédito es una palanca y normalmente lo usamos como una sustitución de ingreso”, sostiene Sonia.

El que sea una palanca significa que el crédito va a ayudarte para acceder a algo que necesitas. Por ejemplo, necesitas una computadora para trabajar. Tú tienes 10 pesos y cuesta 20, así que necesitas el resto para poder pagarla y seguir funcionando.

“Sólo compra a crédito aquellas cosas que su valor es mucho mayor de lo que puedas pagar por ella. Esto es una casa, una herramienta
de trabajo, algo que el valor sea mucho mayor de lo que vas a pagar por ello y de lo que vas a pagar de intereses”, explica la experta.

Es bueno utilizar el crédito cuando el retorno de inversión es mayor a lo que te cuesta el dinero que vas a pagar por éste.

No a fuerza tienes que comprar si no lo necesitas. El capitalismo que rige la mayoría de las economías del mundo impulsa a mantener la economía en movimiento a través del consumo de sus habitantes.

Más allá de que el consumo sea malo por sí mismo —es propio de un país desarrollado tener una sociedad que consuma y que cubra más allá de sus necesidades básicas— es importante analizar antes de comprar qué tanto es lo que necesitamos ese objeto. O acaso, ¿no podemos mandar a arreglar el que ya tenemos?

Ahorrar no te hará rico

Quizá te dé comodidades y te permita vivir muy bien (lo cual por supuesto es muy pero muy deseable) pero rico no te va a hacer. Para ello hay que aprender a invertir o a hacer un negocio.

Si miramos los 10 primeros números de la lista de multimillonarios del mundo, ninguno se ha hecho rico a través del ahorro. El número uno durante 17 de los 21 años que se ha hecho el conteo es Bill Gates, el cofundador de Microsoft. Y ya conocemos un poco de su historia. Dejó Harvard para fundar esa empresa de software que revolucionaría el mundo como lo conocemos.

El segundo en la lista es Amancio Ortega, el cual, al igual que Gates, fundó una empresa: es dueño del grupo español Inditex (el que hace Zara, Bershka, etcétera).

El siguiente es Warren Buffet, un multimillonario admirado por la forma en la que se ha enriquecido a través de la inversión en bolsa, de donde proviene una gran parte de su fortuna. Le sigue Carlos Slim, el magnate mexicano dueño, entre otras, de América Móvil.

Y así podemos seguir la lista. Todos se
han hecho ricos al fundar una empresa, beneficiarse con sus ganancias, con la ganancia de sus acciones, o invirtiendo en bolsa. Nadie lo ha hecho por tener su dinero ni debajo del colchón ni en el banco.

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